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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El comercio, en recesión

Bajo los destellos de una ilusoria corrección del déficit, los resultados del comercio exterior de España durante el primer semestre de este año reflejan una grave desaceleración de los flujos comerciales y, especialmente, de la exportación. Por una parte, los datos confirman la persistencia de una auténtica recesión en el comercio internacional y, por otra, ponen seriamente en entredicho las previsiones oficiales del Gobierno respecto a la aportación neutra o ligeramente positiva del sector exterior al crecimiento de la economía.

Lejos de apuntar a una recuperación, la evolución de las exportaciones españolas ha ido agudizando su tendencia descendente durante el segundo trimestre del año, hasta desembocar en la fuerte caída del 6,7% en junio, afectadas por la debilidad de las principales economías europeas, la crisis de América Latina y la fortaleza del euro. Factores todos ellos que no presentan síntomas de cambio sustancial a corto a plazo.

Por el lado de la importación, se consolidan también las pronunciadas tasas negativas de las compras de bienes de inversión, paralelas a las que refleja la demanda interna, y que revelan la escasa solidez del crecimiento económico español, basado en la construcción y en el consumo. La reducción del déficit obedece exclusivamente al descenso interanual del 13,5% en la factura de las compras energéticas por la caída de los precios del petróleo, como demuestra que en términos reales (descontado el efecto de los precios) el retroceso de las importaciones sea casi tres puntos inferior al descenso nominal.

En este contexto, y con un precio del crudo que ha evolucionado imparablemente al alza las últimas semanas hasta alcanzar ayer su máximo en 12 meses -ronda los 29 dólares el barril de brent, frente a 24 en junio-, todo invita a pensar, y así lo reconocen ya algunos responsables de Economía, en un nuevo deterioro de las cuentas exteriores, que será más apreciable el último trimestre. Será cuando empiece a reflejarse en el valor de las importaciones la subida del petróleo, haciendo peligrar incluso las mejoras en el déficit.

Ni siquiera el repunte de las expectativas de pedidos que refleja la encuesta de coyuntura de la exportación invita hoy al optimismo. Sobre todo teniendo en cuenta que los resultados de este indicador no recogen todavía los posibles efectos perjudiciales de un ataque estadounidense contra Irak.

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