Cómo se definen las tendencias
Hay analistas de cierto renombre que han vuelto atorados de las vacaciones. La medicina elegida para curar el aturdimiento ha sido la que utiliza el avestruz cuando ve el enemigo. Son responsables de otras tantas firmas de Bolsa que han señalado en sus informes de urgencia que los mercados han entrado en una fase errática, sin tendencia.
Es seguro que los clientes de estas firmas habrán pasado página con rapidez, porque la tendencia existe y ésta es claramente bajista. Los manuales al uso definen muy bien las coyunturas bursátiles, las tendencias de cada momento. Se dice que una tendencia es alcista cuando un inversor que ha estado atrapado un mes en una posición tarda no más de dos días en salir airoso de la misma, incluso de ganar dinero. Se dice que una tendencia es bajista cuando lo que se ha ganado con esfuerzo durante un mes, por atenernos a una referencia temporal, se pierde en día y medio. La secuencia de la Bolsa desde 2000 es esta última.
No hay que ir, siquiera, tan lejos. La ganancia del 3%, que con tanto esfuerzo consiguió el mercado en agosto, ha desparecido, y más, en apenas un día. La tendencia, en fin, está clara. El único apunte que sí merece otro tipo de análisis es el de los incrementos de la volatilidad, porque, con frecuencia, suelen oscurecer las tendencias dominantes.
El hecho de que los valores más capitalizados del mercado, como son los bancos y Telefónica, se comporten desde hace varias semanas como auténticos chicharros provoca sentimientos enfrentados entre los observadores. Negar, en cualquier caso, que la tendencia de fondo es bajista es algo que no es asumible.
Septiembre, que amaneció gris, se torna negro, con el horizonte amenazando tormentas. El peligro reside en Wall Street, por su demostrada capacidad de contagio.