Sombras en la recuperación
La actividad económica sigue bajo el riesgo de la incertidumbre. Las tres grandes zonas económicas mundiales, EE UU, la Unión Europea y Japón, están instaladas en una desaceleración que en algunos países es ya recesión. Pese a que oficialmente se sigue anunciando la recuperación inminente, no existen evidencias firmes de que el crecimiento vaya a entrar en una senda de solidez creíble. Los mercados financieros, que caminan delante de la economía real, marcan sucesivos mínimos en las tres zonas y apagan los intentos de ver con optimismo el futuro inmediato de la economía mundial.
En España, la evolución de los indicadores económicos ha parecido envolver a la economía en una especie de ensoñación mágica que la apartaba de la realidad. Mientras las grandes economías continentales están estancadas en su actividad desde hace meses, España luce avances de su PIB superiores al 2%. Pero este diferencial positivo de crecimiento -que un banquero germano imputaba a la revolución que había supuesto para los españoles encontrarse con tipos nominales históricamente bajos y estables a la llegada del euro- puede estar en peligro en opinión de los expertos, que creen que la desaceleración no ha terminado.
La sombra de la crisis mundial, que hasta ahora parecía esquivar España, empieza a notarse. Los datos del consumo de los hogares, que han sustentado el crecimiento económico durante años, dan señales de agotamiento, pese a que el empleo y las rentas salariales mantienen un buen comportamiento. La súbita transformación del efecto riqueza en efecto pobreza que proporciona la Bolsa ha ensombrecido las expectativas de los particulares. Las familias han optado por recomponer sus tasas de ahorro, después de casi una década de asumir un fuerte endeudamiento.
La demanda externa se configura ahora como alternativa. Pero ésta, al menos a juzgar por los pedidos exteriores a las empresas españolas, sigue bajo mínimos. El principal cliente español, Alemania, no da noticias optimistas para los próximos seis meses, a juzgar por las opiniones de los empresarios publicadas la semana pasada. Y de EE UU, el otro gran polo de atracción de demanda, siguen llegando indicadores pesimistas. El indice de actividad industrial de agosto, conocido ayer, sigue presentando signos de debilidad, los pedidos han descendido y los despidos anunciados han aumentado un 46% sobre el mes anterior, amén del pesimismo expresado por los datos de confianza de los consumidores.
Bajo mínimos están también la inversión, estimulable únicamente por la demanda, y la expectativa de beneficio. Los expertos consultados dan este año por agotado para la economía española y opinan que difícilmente se alcanzará el 2% de crecimiento (la última rebaja de la previsión oficial la ha dejado en un 2,2%). Pero lo realmente preocupante es que los expertos tampoco ven nítida la consistencia de la actividad para 2003.