Wall Street se desinfla
Las caídas de la última semana han llevado a las Bolsas de EE UU a cerrar agosto prácticamente en tablas. Los contradictorios datos económicos y los malos resultados empresariales han marcado la tendencia de los índices las últimas sesiones
Las Bolsas de EE UU han pisado el freno. Las caídas que ha experimentado en la última semana Wall Street ha puesto fin a una racha positiva que no se veía desde hace dos años y que duraba cinco semanas en el Dow Jones y en el S&P 500, y tres en el Nasdaq. Y lo que es peor, ha llevado al Dow Jones y al Nasdaq a cerrar agosto con caídas del orden del 1% respecto al 31 de julio, mientras el S&P 500 subió del orden del 1% en el mes. El dato de gasto personal de julio, conocido ayer, que aumentó un 1% respecto a junio, permitió a los índices eludir las pérdidas para el conjunto del mes, aunque no salvó el balance semanal de las Bolsas, que fue negativo.
Cuando muchos confiaban en que el repunte de los mercados estaba en marcha -más tras el rally desarrollado por el S&P 500, que hasta la semana pasada y desde los mínimos marcados el 23 de julio había recuperado alrededor del 20%-, la caída de la confianza del consumidor, conocida a principios de semana, y la confirmación de que EE UU había crecido en el segundo trimestre un 1,1%, frente al 5% del primer trimestre, volvieron a despertar la alarma en los mercados. Sin olvidar la avalancha de anuncios de peores resultados dados a conocer las últimas jornadas.
Bien es cierto que los expertos no las tenían todas consigo. El bajo volumen de negocio que ha caracterizado el periodo y el temor a que las subidas se convirtieran en tomas de beneficios han estado presentes a lo largo del mes. Para muchos analistas, la idea de que las Bolsas habían tocado suelo era más una posibilidad que una certeza y achacaban los ascensos a simples correcciones de los retrocesos anteriores.
La atención de los expertos se centra ahora en la próxima reunión de la Reserva Federal y en la posibilidad de una bajada de los tipos de interés
Las caídas de las cotizaciones, los escándalos contables, el incierto panorama sobre los beneficios empresariales y los contradictorios datos conocidos en las primeras jornadas del mes dejaban pocos argumentos a los que apostaban por un despegue de la renta variable y de la recuperación económica. Al débil dato del crecimiento del PIB de EE UU en el segundo trimestre siguió el empeoramiento de diversos índices de actividad económica y, también, del sentimiento y la confianza de los empresarios y consumidores.
No fue el único bache que los mercados encontraron en su camino. Cuando todos esperaban una bajada de los tipos de interés en EE UU, que impulsara los índices y la inversión empresarial, la Reserva Federal mantuvo el precio del dinero en el 1,75%, en una decisión que decepcionó a los inversores y trajo nuevas caídas a los mercados. Pero las Bolsas supieron sobreponerse y los índices empezaron a recuperar posiciones. No en vano, el buen comportamiento de los mercados -principalmente del S&P 500-, tras alcanzar en julio su nivel mínimo en los últimos cinco años, alimentó las esperanzas de muchos inversores.
Uno de los factores que más ayudó a restaurar la confianza de los inversores fue la entrada en vigor, el pasado 14 de agosto, de la ley que obligaba a las empresas estadounidenses a certificar sus cuentas empresariales y que incluía penas de cárcel y abultadas multas para los directivos que presenten deliberadamente resultados que no se correspondan con las leyes contables. No era para menos, la polémica desatada tras la aparición de escándalos contables de la magnitud de Enron, Tyco o Worldcom llevó al Gobierno de George Bush a tomar drásticas medidas para intentar restaurar la confianza de los accionistas.
La principal duda que se cierne ahora sobre los mercados son las expectativas de recuperación económica. Tanto el Fondo Monetario Internacional como la Reserva Federal han comenzado a anticipar un crecimiento más lento para 2002 y 2003, y muchos descartan que EE UU pueda crecer a final de año a tasas del 3%-3,5% como anticipaba Alan Greenspan, el presidente de la Reserva en junio. No es el único frente abierto. Los atención de los expertos se centra ahora en la próxima reunión de la Reserva Federal, el 24 de septiembre -y en saber si la tan esperada bajada de tipos se lleva a cabo-, y en los resultados trimestrales.
Además, la escalada que ha experimentado el precio del petróleo en las últimas semanas, ante la amenaza de una conflicto entre EE UU e Irak, y la debilidad que ha vuelto a mostrar el dólar en las últimas jornadas hacen que muchos no descarten la posibilidad de que las Bolsas puedan regresar a los mínimos de julio.
Mes de ida y vuelta para los sectores de crecimiento
Uno de los sectores que más seguimiento ha tenido en el mes de agosto ha sido el del crecimiento. Después de protagonizar uno de las mayores escaladas de la historia bursátil, en 2000, los sectores que agrupan a las compañías de tecnología y telecomunicaciones han vivido casi dos años y medio de descensos continuados. Hasta agosto.
El repunte que registraron estos valores las primeras semanas del mes despertó un halo de optimismo en los inversores. Nada más lejos de la realidad. Para los expertos, detrás de estas subidas no se escondían más que oportunidades especulativas tras las abultadas caídas de meses anteriores y no en una mejora de sus perspectivas de crecimiento.
Así lo han puesto de manifiesto las negativas noticias que han acompañado a uno de estos sectores, el de la industria de los semiconductores. A los anuncios de peores resultados de Intel y Nortel siguieron los de Novellus y Sun Microsystems, además de la rebaja, esta misma semana, de las estimaciones de beneficios para 2002-2003 que UBS Warburg ha hecho para la industria de los semiconductores.
En el mes, este sector ha perdido del orden del 8,5%, pero en el Nasdaq, el de las telecomunicaciones ha logrado situarse en positivo. Siendo el único con ganancias junto al que agrupa a las compañías de servicios financieros. Con todo, acumula una pérdida de aproximadamente el 58% en el año, mientras que el de los semiconductores retrocede un 42%.
Pese a estos retrocesos y a que 2001 fue el peor año de la historia para esta industria, la avalancha de anuncios de peores resultados y la rebaja de estimaciones en los beneficios ha llevado a los expertos a considerar que la recuperación de los semiconductores se retrasará hasta el próximo año y no tendrá lugar en el presente ejercicio, como en un primer momento estimaban varias casas de análisis.