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Negocios del nuevo siglo

La ciencia de lo diminuto se hace grande

Hace cinco años, Tim Harper decidió que había llegado la hora de crear su propia empresa, dedicada a la que se considera la próxima revolución industrial: la nanotecnología. Este emprendedor británico, casado con una española, trabajaba en la caracterización de materiales a escala nano (análisis de la estructura atómica) en la Agencia Europea del Espacio, en Holanda, y decidió cambiar la bata del científico por la vestimenta informal del empresario del siglo XXI: pantalones cómodos, zapatos-zapatilla de suela de goma, reloj deportivo... y un aire de investigador avispado.

'Fundamos la empresa en un pequeño apartamento aquí en Las Rozas Madrid', cuenta Harper en la nueva sede de CMP Científica. 'Pronto nos dimos cuenta de que uno de los principales problemas era la falta de conexión entre la gente que trabajaba en el mundo de la nanotecnología'.

Y a esto se dedicó CMP: al suministro de información, a la gestión de redes virtuales de comunicación y a la intermediación con las compañías de capital riesgo. Todo ello sobre nanotecnología.

Pero, ¿cuál es el interés de esta disciplina que hasta tiene su papel en la exitosa Spiderman? Para empezar, permite construir máquinas a la escala de las células humanas y crear materiales y productos con estructuras diminutas, lo que les confiere nuevas propiedades. 'La nanotecnología permitirá comprender cómo funcionan las cosas, la naturaleza, y a partir de ahí reproducirlas', explica Harper.

Según los expertos, esto supondrá una verdadera revolución, simplemente porque afectará casi a cada aspecto de nuestra vida, desde las medicinas a la energía, la comida y los coches. Y lo que es más importante, añaden, por cada uso que hoy imaginemos surgirán otros en los que nadie piensa. ¿Quién soñó con Internet y en su efecto sobre la sociedad cuando se desarrolló la electricidad como alternativa a la luz de gas?

'Pero será una revolución gradual', puntualiza Harper. 'La gente no lo va a notar mucho', añade Antonio Correia, director de proyectos científicos de CMP, 'porque en el futuro inmediato va a afectar a aplicaciones que ya existen. Aunque, quién sabe, quizá en pocos años haya cambios revolucionarios'.

Inyección de fondos

Mientras tanto, los Gobiernos y muchas multinacionales están inyectando cada vez más fondos en nanotecnología. La financiación pública en esta disciplina ascendió el año pasado a 2.000 millones de dólares en todo el mundo, según el informe Nanotechnology Opportunity, de CMP Científica. De esta cifra, 464 millones correspondieron a EE UU y 200 a Europa. Se estima que la inversión privada de compañías como IBM, Motorola, Hitachi o Dow Chemical fue de otros 2.000 millones. Y estas cantidades crecerán. Se prevé que Europa gastará 1.500 millones de euros en los próximos cinco años.

El mercado de la nanotecnología será enorme. Según la Fundación Nacional para la Ciencia de EE UU, se calcula que en 2015 alcanzará un billón de dólares, mientras que hoy se cifra en unos 30 millones. Más de 450 empresas de todo el mundo (la mitad de EE UU) tienen proyectos de nanotecnología en marcha.

Pero los productos originados con esta disciplina no son sólo ciencia-ficción. Ya hay aditivos que incluyen nanopartículas que mejoran la resistencia al desgaste de los plásticos y materiales compuestos más ligeros y resistentes para el sector del automóvil. Actualmente dominan esta ciencia tres campos: la nanoelectrónica, la nanobiotecnología y los nanomateriales y nanodispositivos. En unos años se extenderá el uso de baterías, células solares y materiales compuestos para aeronáutica.

Pero, como resalta Bruselas, este panorama plantea cuestiones éticas relacionadas con el incremento del contacto íntimo entre el cuerpo humano y los nanomateriales. Y qué decir sobre un escape accidental de nanopartículas al medio ambiente, de efectos desconocidos. Por eso Bruselas quiere impulsar la transparencia y la imposición de controles.

Este mundo que se avecina es en el que trabaja CMP Científica. Un mundo en el que se abren posibilidades enormes. Esta pyme, con ocho empleados en Madrid, dos en Reino Unido y uno en Francia, prevé duplicar cada año las ventas durante los próximos ejercicios. En 2001 facturó 600.000 euros. 'Vamos hacia un nanomundo', dice Harper. Sin embargo, el negocio que generará esta actividad parece que no tendrá nada de nano. Más bien todo lo contrario.

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