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Ciencia y Tecnología

Piqué endulza el verano a las 'telecos'

No ha tomado ninguna decisión de calado y su actuación ha sido puramente declarativa, pero las telecomunicaciones españolas le han acogido con los brazos abiertos. Josep Piqué ha entrado con buen pie en un sector donde el escepticismo está a la orden del día después de casi dos años y medio de crisis y cuyas maltrechas finanzas no se van a arreglar con promesas, pero que sí está dispuesto a olvidarse cuanto antes de la antigua responsable del ramo, Anna Birulés.

Las declaraciones que ha hecho Piqué durante el verano han contribuido a ello. En unas pocas pinceladas, el ministro ha dibujado un marco que supone una ruptura radical con el pasado, donde los problemas de los operadores parecen haber sido escuchados y la flexibilidad ha tomado el relevo de la exigencia.

UMTS, sistema de precios máximos, limitaciones a la cuota, avales y fusiones. Piqué ha repasado uno por uno los principales problemas del sector y ha dado las respuestas adecuadas, por lo menos para las operadoras. El nuevo ministro ha conseguido lo mismo que su predecesora, pero en sentido inverso. Si Birulés logró poner en pie de guerra a todos los representantes de la industria, ya fueran de móvil o telefonía fija, nuevos entrantes o ex monopolios; Piqué ha despertado sus esperanzas.

A las operadoras de telefonía fija les ha prometido mejorar su capacidad para competir con Telefónica, pero ha tranquilizado al ex monopolio en otro campo: no habrá limitación a la cuota de mercado a la hora de crear nuevas demandas o servicios.

Las compañías de móvil respiran más tranquilas desde que el ministro reconoció que no tiene interés en seguir castigando financieramente a unas empresas que han hecho lo que tenían que hacer, y se comprometió a ser flexible con los avales.

Promesas incumplidas

Nadie olvida, sin embargo, que la llegada de Birulés y la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología también estuvieron rodeadas de expectativas. 'Lo que Piqué ha dicho hasta ahora es lo obvio para cualquiera que vea en qué condiciones está el sector. Lo importante es cómo se modulan las reformas', señalan desde una de las grandes operadoras españolas.

La tarea de Piqué no es sencilla. Una de las principales reclamaciones de las telefónicas es la eliminación del denominado price cap, el sistema que regula las tarifas de Telefónica. El ministro ya ha dicho que lo modificará, aunque para ello tendrá que hacer malabarismos, porque el price cap mantiene ahogadas a las operadoras y el objetivo de su supresión es poder subir precios, algo que nunca será bien recibido ni por los usuarios ni por el IPC.

Después de años prometiendo que España sería pionera en la tecnología UMTS, tampoco es fácil reconocer ahora que no será así y dar a las compañías de telefonía móvil el balón de oxígeno que necesitan. Y menos aún conceder flexibilidad a las empresas para que acompasen las inversiones a sus posibilidades financieras sin que ello suponga renunciar a los avales comprometidos.

Y el miedo de las operadoras procede precisamente de ahí, del coste político que puede suponer la recomposición del sector y de que el Gobierno no sea capaz de asumirlo. Por ello han fijado sus esperanzas en Bruselas, en un marco comunitario que reconozca los problemas de las telefónicas y permita a los países eludir responsabilidades.

'Hay que cambiar todo el diseño de la liberalización, y en todos los países', explican otras fuentes del sector. 'Desde el punto de vista político, nadie se atreve a romper las reglas del juego y lo que todos buscan es que sea la Unión Europea la que asuma ese papel'.

Así, el mayor mal del sector de las telecomunicaciones, una crisis profunda y continuada, se podría convertir en su mayor fortaleza.

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