'El reto son los centros para ancianos autosuficientes'
Ignacio Vivas lo tiene muy claro: 'Donde mejor está un anciano es en su casa'. Pese a este convencimiento, Vivas es director general del Grupo Ballesol, uno de los principales operadores españoles de residencias para la tercera edad. Este grupo, que cuenta en la actualidad con 14 centros, comenzó con sólo una residencia en el año 1980. No fue hasta 1990 cuando amplió el negocio con un nuevo modelo de gestión, según el cual Ballesol gestiona las residencias y tiene los edificios en régimen de alquiler. La mayoría de las 1.750 plazas con las que cuenta en la actualidad son privadas, aunque también tiene plazas concertadas con las Administraciones autonómicas.
Pregunta. ¿Para qué tipo de ciudadanos están pensadas las residencias del Grupo Ballesol?
Respuesta. Nuestro modelo de residencia es de alrededor de 150 plazas y todas, salvo dos, son centros para ancianos asistidos. En las ciudades grandes separamos por edificios a los ancianos que son asistidos físicos, a los que padecen Alzheimer y a aquellos que pueden valerse por sí mismos válidos, en el argot del sector. Si la ciudad es pequeña, separamos a estos tres tipos de ancianos en módulos independientes porque, por lo general, los asistidos físicos o los válidos que conservan sus facultades mentales intactas no se encuentran cómodos con aquellos que las han perdido.
P. ¿Cómo ve, desde la opinión de un experto, el sector de las residencias de ancianos en España?
R. Está muy poco desarrollado en comparación con otros países. Aquí, las residencias no son para todo el mundo, se tiene un concepto de residencia exclusivamente para personas que necesitan asistencia física, que no pueden valerse por sí mismas. Pero en el extranjero esto está cambiando mucho y muy rápidamente.
P. ¿Qué tipo de cambios se están operando?
R. En los países donde el mercado de las residencias asistidas ya se ha desarrollado, se tiende a diversificar hacia personas más jóvenes. Son centros que, sin dejar de ser asistenciales, son mucho más residenciales, que ofrecen un aspecto más parecido a lo que es un hogar y están pensados para personas que se quedan viudas y quieren relacionarse o para aquellos que viven solos en el centro de las ciudades, por ejemplo en casas que no tienen ascensor.
P. Entonces, ¿cuál es el siguiente paso que debe dar el sector en España?
R. En los últimos tres años ha habido un desarrollo muy importante del sector privado, pero sigue muy atomizado. Entre los cinco principales operadores sólo tenemos entre el 5% y el 6% de cuota de mercado. Hay todavía muchas pequeñas residencias en chalés para cinco o seis personas. En estos casos se les puede atender bien, pero el futuro no va por ahí, hacia un servicio más especializado, más regulado y estándar, como un hotel. Para ancianos que aún son autosuficientes. Pero la edad media de nuestros clientes es de 87 años. La mentalidad actual no es irse a una residencia a los 70 años, aunque esto va a cambiar.
P. ¿Siguen existiendo tantas diferencias entre las residencias públicas y las privadas?
R. El sector público también ha evolucionado mucho. Aunque su servicio siempre ha sido bueno, los administradores están viendo que su sistema es muy caro para las arcas públicas y que es un sistema de difícil control, por eso están optando por contratar plazas concertadas en centros privados.
P. Con el envejecimiento de la población se está creando un mercado colateral de consumo para ancianos. ¿Dónde se encuentran estos yacimientos de negocio futuros?
R. Sin duda, en sectores como el de la asistencia domiciliaria o la teleasistencia. Y si se diversifica aún más, puede encontrarse un campo de negocio inmobiliario con viviendas para mayores. Se trata de grupos de viviendas pensadas para las necesidades de espacio o asistencia que tienen los mayores. Otra posibilidad es la que piensa desarrollar el Grupo Ballesol, residencias en la costa para temporadas o permanentes y para extranjeros y españoles.