La Bolsa premia a las 'telecos' con una subida del 16% desde julio
El mes de marzo de 2000 marcó el punto más elevado de la escalada bursátil hasta las alturas de las compañías de telecomunicaciones. La caída desde máximos ha sido lenta pero inexorable, y comenzó en cuanto los inversores empezaron a darse cuenta de que el estallido de la burbuja no sería sólo bursátil, sino también financiero y de estrategia. Así ha sido. Hoy, dos años y medio después, los miedos que motivaron el derrumbe se han hecho realidad.
Una tras otras, las principales operadoras europeas han caído víctimas de un endeudamiento excesivo basado en compras cuya rentabilidad sólo se podía prometer a medio plazo. Y han decidido cortar por lo sano. Durante los últimos meses, las operadoras han asumido los errores del pasado y han tomado drásticas decisiones que han plagado el escenario de malas noticias y han dejado algún cadáver en el camino.
Pérdidas históricas, abandono de países y posiciones, dimisiones o despidos se han sucedido en casi todas las grandes operadoras europeas. La economía real ha acabado por dar la razón a la Bolsa. Los inversores, sin embargo, han recibido con entusiasmo estos acontecimientos y han aplaudido lo que entienden como un giro estratégico que pone fin a una etapa de desmanes. El día que Telefónica anunció pérdidas de 5.570 millones de euros en el semestre, la acción se disparó un 14,16%; igual de históricos fueron los números rojos que la subida bursátil. Los accionistas premiaron con un alza del 13,92% un déficit en KPN de 9.300 millones en sólo un trimestre.
En menos de ocho semanas, desde que comenzó julio, las ocho principales representantes del sector en Europa han recuperado 48.235,88 millones de euros (8,03 billones de pesetas) de capitalización bursátil. La cifra, con todo, supone tan sólo una vigésimo quinta parte de lo que han perdido desde los máximos, pero supone todo un cambio para unas compañías que no han dejado de caer en dos años y medio.
Para los analistas, la explicación de este viraje, justo en el momento en que se confirman los peores temores, se debe a la interpretación de los inversores de que las operadoras han decidido hacer borrón y cuenta nueva, asumir todos sus errores del pasado, cargarlos en la cuenta de resultados y comenzar una nueva andadura sin lastres ni necesidad de invertir en negocios de nula rentabilidad.
Giro estratégico
El saneamiento masivo de activos debería marcar el fondo de la caída de los resultados y, aunque las cifras sean impresionantes, a partir de ahí sólo se puede mejorar, apuntan los expertos bursátiles. Lo mismo sucede con los cambios de presidentes, que no tienen ninguna atadura para deshacer todo lo hecho hasta el momento por su predecesor.
Con todo, la compañía que más se ha beneficiado de este nuevo sentimiento ha sido France Télécom, cuyo viraje ha sido bastante modesto. La operadora ha subido un 77,09% entre julio y agosto, aunque también ha sido la más castigada en el pasado -llegó a valer menos que KPN-. En su caso, los accionistas han aplaudido las primeras muestras concretas y continuadas de que su intención de reducir deuda es una realidad.
El relevo en la presidencia de Deutsche Telekom, así como los compromisos adquiridos por el nuevo gestor también están dando sus frutos, con una subida del 22,5%. El giro estratégico de Telefónica y la vuelta al dividendo han conseguido asimismo el respaldo del mercado.
Las operadoras que menos, o nada, han disfrutado del ambiente bursátil han sido, precisamente, las que se desligaron antes de los problemas del sector. Es el caso de BT, la única de las grandes que cae en el periodo, y de Telecom Italia.
Estas subidas, sin embargo, no implican que el futuro esté despejado y hasta que se vayan las nubes no empezará la recuperación, según los analistas. Las operadoras han roto con el pasado, pero todavía tienen que construir un escenario de desarrollo.
En busca de un nuevo modelo
Haber dejado atrás los peores momentos de la crisis tecnológica no significa necesariamente tener un horizonte despejado, ni en el terreno bursátil ni en el operativo. Las telefónicas europeas llegaron a los máximos impulsadas por grandes expectativas de negocio en la telefonía móvil de tercera generación o en Internet y la banda ancha.
Hoy en día estas expectativas no existen y los inversores no tiene claro si hay alguna nueva de recambio.
La telefonía fija está dando de sí todo lo que puede y las perspectivas de crecimiento son bastante escasas. La tecnología celular está cerca de la saturación, con índices de penetración europeos que superan el 70% de la población. La panacea del sector, el móvil de tercera generación, tardará en llegar todavía y las dudas sobre los ingresos reales que de él se deriven están a la orden del día. Los inversores tampoco creen que Internet vaya a ser la respuesta, por lo menos a corto plazo.
El análisis que se hace en el mercado es el mismo que está sobre la mesa de las compañías y la principal incógnita es cuál va a ser el modelo de negocio de los próximos años.