Cardoso busca hoy la adhesión de los candidatos electorales al plan del FMI
Reunión clave en el palacio presidencial brasileño de Planalto. El presidente Fernando Henrique Cardoso intentará hoy lograr la firme adhesión de los candidatos presidenciales al programa acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Un intento complicado de devolver la calma a los mercados. El aspirante mejor situado, Luiz Inácio Lula da Silva irá con sus propias reivindicaciones. El número dos en las encuestas, Ciro Gomes, afirma que se 'dejaría cortar una mano antes que firmar un papel con los bancos'.
Es el último intento de Cardoso de que las aguas recuperen su cauce en un final de mandato más turbulento de lo esperado. Inversores y analistas centrarán toda su atención en el palacio de Planalto, donde el mandatario recibirá hoy por separado a los cuatro candidatos presidenciales más relevantes. El presidente hará uso de toda su destreza política para convencerles de que confirmen que cumplirán con los acuerdos firmados con el FMI, que abrirán la puerta en 2003 a una ayuda de 24.000 millones de dólares (cifra similar en euros). Otros 6.000 millones deberían desembolsarse este mismo año.
Tanto Lula como Gomes consideran el pacto con el Fondo como un 'mal irremediable a corto plazo', en palabras de Gomes, líder del Partido Popular Socialista. Lula lidera el izquierdista Frente de los Trabajadores y reconoce que hará lo posible por no tener que recurrir al Fondo. El tercer candidato, el oficialista José Serra, es el único que da garantías a Wall Street, pero su respaldo electoral no llega al 15%. El cuarto es Anthony Garotinho, del Partido Socialista Brasileño, que ya ha manifestado que votará por Lula en una eventual segunda vuelta de los comicios del 6 de octubre.
'Lo que los mercados esperan de la reunión es que el sistema político brasileño demuestre que es capaz de llegar a decisiones consensuadas que ayuden a enfrentar los problemas económicos', opina Miguel Palomino, responsable de Merrill Lynch.
La clave es el superávit
Cuando el pasado 7 de agosto el FMI aprobó el crédito de 30.000 millones de dólares, el optimismo volvió al mercado, Brasil iba a eludir el abismo. Pero el pesimismo regresó pronto. El 80% de la ayuda está condicionada a que Brasil logré en 2003 un superávit primario del 3,75%, una meta demasiado complicada.
'Tras los esfuerzos de los últimos años, el gasto presupuestario apenas es flexible, en los ingresos se ha hecho un esfuerzo extraordinario para elevar en tres años la carga tributaria del 27% hasta el 35%; cuando se llega a estos niveles, el reto es muy complicado', explica Luis Ernesto Martínez-Alas, de Moody's. Precisamente, esa agencia de calificación bajó la semana pasada la valoración de Brasil por la 'fuerte presión fiscal que afrontará la próxima Administración'.
'La clave es que, para lograr el superávit, Brasil tiene que crecer al 3% como mínimo', subraya Agustín Carlés, de Beta Capital. El PIB se contrajo en el primer trimestre un 0,7%. 'La pelota está en el lado de los inversores. Si el mercado no vuelve a Brasil, el real continuará depreciándose, el riesgo-país subiendo y el banco central no podrá bajar los tipos al 18,5%, y remontar el vuelo así va a ser muy complicado' advierte Carlés.
El real se ha depreciado un 40% frente al dólar y el riesgo-país, la prima de los bonos brasileños sobre los de EE UU, ha pasado de 800 a 2.100 puntos. Roger Scher, de Fitch, advierte del 'fuerte riesgo' de la caída del real, ya que el 45% de la deuda pública está vinculada al tipo de cambio. La desconfianza persiste por la crisis bursátil global, agravada en Brasil por Argentina, y por la ventaja en los sondeos de Gomes y Lula. Una suspensión de pagos de la deuda ( 250.000 millones de dólares) sería catastrófica. Los bancos alemanes, franceses y españoles han prestado a Brasil 40.000 millones de dólares.
La reunión del Planalto es en vísperas del inicio de la campaña en televisión. Aún se espera la remontada de Serra. Más de un 48% del electorado está indeciso y la mayoría se informará sólo por televisión, donde Serra será el que tenga más minutos. Pero la distancia es de más de 20 puntos y Lula cuenta con el apoyo de los ex presidentes José Sarney e Itamar Franco. Wall Street empieza a mentalizarse de que la era Cardoso ha terminado.