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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ocupación récord

La economía española ha sorprendido gratamente al ser capaz de seguir generando empleo en el segundo trimestre del año, pese a que la actividad crece a menor ritmo, las exportaciones van mal y algunos sectores claves como el del turismo presentan signos de debilidad inquietantes. Según la encuesta de población activa (EPA), a finales de junio había 16.240.700 personas ocupadas, una cifra récord a la que se ha llegado tras crear 185.200 empleos en el trimestre. De junio a junio, el número de puestos de trabajo generados ha sido de 364.000, un 2,3% más.

El resultado de la encuesta hecho público ayer, libre ya de cualquier sospecha de desviacionismo metodológico, resulta esperanzador. Todo indica que, aunque de forma menos vigorosa, la economía española sigue en disposición de crear empleo, algo que permitiría al Gobierno cumplir su objetivo de terminar el año habiendo generado 170.000 nuevos puestos de trabajo, un 1,1% más. La debilidad de la economía ya ha obligado al Ejecutivo a modificar alguno de sus objetivos. El ministro de Economía, Rodrigo Rato, anunciaba recientemente la rebaja de la previsión oficial de crecimiento para 2002, llevándola del 2,4% al 2,2% (inicialmente era del 2,9%).

La última encuesta contrasta, además, con los malos datos del periodo enero-marzo, cuando se destruyeron 65.000 puestos de trabajo, algo que no ocurría en un primer trimestre del año desde 1994. Así y todo, el máximo histórico en el número de ocupados no ha impedido que el paro siga creciendo en términos interanuales, porque la población activa crece a mayor ritmo que la generación de nuevos puestos.

El número de parados se redujo 54.800 personas en el segundo trimestre, lo que deja el colectivo sin empleo en 2.026.200 personas y sitúa la tasa de paro en el 11,09%, por debajo del 11,47% anterior. Pero, si la comparación se establece con junio de 2001, la variación refleja 193.000 desempleados más. Además, la temporalidad sigue siendo muy alta (31%) y el empleo a tiempo parcial cae por debajo del 8%, que es exactamente lo contrario de lo que el Gobierno pretendía impulsar con la reforma de la primavera de 2001.

La encuesta vuelve a poner de relieve que la mayoría de los parados están dispuestos a hacer concesiones para encontrar empleo. Un 53,06% aceptaría un puesto de trabajo de categoría inferior y un 70,95% está dispuesto a afrontar un cambio de ocupación, pero sólo el 20,97% aceptaría un cambio de residencia. Sin embargo, detrás de este bajo porcentaje se esconde un problema de difícil solución, como es un mercado inmobiliario que prácticamente enraíza al ciudadano en la localidad en la que consigue adquirir una vivienda. Para impulsar la movilidad geográfica, no basta con obligar al trabajador por decreto a trasladar su residencia si quiere cobrar la prestación por desempleo, sino que habrá que actuar contra alguna de las causas que la obstaculizan, y la vivienda en la mayor de ellas.

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