El edil de Liverpool pone coto al correo electrónico
La ciudad británica de Liverpool, famosa por ser la cuna de The Beatles, tiene uno de los ayuntamientos más innovadores y activos del Reino Unido, que incluso explota sus propios negocios dando servicios de consultoría sobre gestión y rentabilidad a otras instituciones públicas.
Sin embargo, su alcalde, David Hensaw, no parece estar del todo satisfecho con la actitud de los 5.000 funcionarios que trabajan en el ayuntamiento y piensa que pierden demasiado tiempo enviándose correos electrónicos internos para asuntos que se podrían resolver más fácil y rápidamente recurriendo a viejas formas de comunicación como el teléfono o con el diálogo cara a cara.
Por ello, ha decidido prohibir un día a la semana (los miércoles) los correos electrónicos internos, que ascienden a 40.000 mensajes diarios. El responsable del ayuntamiento insiste en que la iniciativa es sólo un experimento diseñado para hacer que los asuntos de la institución se resuelvan de una forma más eficiente. No se trata en ningún caso de un intento de censurar contenidos ni evitar el intercambio de bromas o cotilleos.
El alcalde quiere dejar esto último bien claro, en un momento de gran susceptibilidad en el Reino Unido, tras el intento fallido del Gobierno de Tony Blair de sacar adelante una ley que pretendía dar carta blanca a los distintos organismos públicos para espiar los mensajes electrónicos y las comunicaciones de los ciudadanos británicos con la excusa de la seguridad.
Según Hensaw, el experimento sólo pretende que los empleados retomen la sana costumbre de la comunicación 'personal' al menos una vez a la semana. 'Queremos que la gente use los teléfonos y que se levante de sus sillas de vez en cuando para ir a hablar con sus colegas. Este tipo de contacto es importante, y más teniendo en cuenta que con los mensajes escritos se producen muchos malentendidos', señala.
El responsable del ayuntamiento tiene sus dudas sobre si el correo electrónico es la mejor forma de comunicación. Sin embargo, según un portavoz de la institución, en estos momentos supone el 95% de las comunicaciones internas de la organización.
En opinión de David Hensaw, otro de los efectos negativos es que cada vez con más frecuencia los empleados se esconden detrás del correo electrónico para pasarse los asuntos complicados de unos a otros, lo que al final provoca que muchas cuestiones queden sin resolver.
'Las actuales condiciones hacen que la gente quede absorbida por la tecnología. Queremos resolver problemas y no mandarlos a una especie de limbo burocrático del ciberespacio', subraya.
El e-mail, reconoce, ha supuesto una gran revolución en las comunicaciones, pero también hace que los empleados pierdan tiempo en su trabajo cuando dedican horas a teclear mensajes para cuestiones que con una llamada telefónica se podrían resolver en 30 segundos.
'Seguro que esta experiencia servirá como mínimo de ejercicio para que al menos una vez a la semana se recupere y se valore el contacto humano en el lugar de trabajo', concluye el alcalde.