Como una gran mancha de aceite

Especuladores, gestores y fondos de alto riesgo han tumbado el real en apenas mes y medio. No han servido para nada los esfuerzos consumidos en los seis meses anteriores por empresarios, banqueros y financieros. Argentina, por tanto, no es un caso aislado como se difundió de manera reiterada desde enero hasta principio de junio.

La globalización de los mercados, la interrelación de las economías y la debilidad económica en el mundo, que alicorta los movimientos de capitales, tumban siempre a los débiles. Unos se contagian a otros.

Los observadores más fríos recomiendan extremar la cautela y seguir con mucha atención cómo y hacia dónde se extiende lo que es ya una gran mancha de aceite de varapalos a las principales monedas latinoamericanas. En este movimiento, a la Bolsa española sólo le queda rezar.

Hay asuntos, no obstante, interesantes, aunque llegan tarde. Desde siempre se ha dicho que Brasil no es Argentina, porque el entramado empresarial, financiero y económico es más extenso, tiene mayores ramificaciones. Y lo que es más importante, afecta a los grandes bancos estadounidenses y a las multinacionales europeas importantes. Por eso, la Casa Blanca sale al quite.

Cuentan los expertos en sus informes de situación que el guante lanzado llega cuando gran parte del mal está hecho, dada la fuerte caída del real. También, que la capacidad de persuasión de la Administración Bush no es la misma en intensidad y seguimiento que la de presidentes anteriores.

La Bolsa española sigue, por tanto, cogida con alfileres y pendiente de circunstancias externas. Esta situación provoca incrementos históricos en la volatilidad diaria. La evolución y comportamiento del mercado en esta semana refrenda esta situación. La especulación ha alcanzado su máxima expresión, porque no hay inversor final.