Dónde está el suelo, cuál es la dirección

El hundimiento continuado de los precios de la mayor parte de las acciones que cotizan en Bolsa arroja porcentajes de caída históricos, que tarde o temprano servirán de freno para posteriores crisis bursátiles. Retrocesos superiores al 50% desde los máximos de hace dos años son muy frecuentes en los mercados de acciones del mundo. La histeria vendedora de julio ha llevado las pérdidas más lejos, con promedios del 70% sobre máximos históricos.

Los clásicos de la inversión en acciones dicen que todo tiene un precio y que nunca se sitúan las compañías sobre simas sin fondo, salvo aquellas que quiebran o pasan a mejor vida.

La cuestión ahora, ya en la recta final de julio, es averiguar en la medida de lo posible dónde está el fondo de la caída, el suelo, y cuál será la dirección que elegirá el mercado cara al ferragosto.

Retrocesos promedios del 70%, que de manera generalizada se dan en la Bolsa española desde los altos de hace dos años, evidencian, ante todo, que las sobrerreacciones vendedoras han sido determinantes en el hundimiento más que otras consideraciones de índole técnico. O lo que es lo mismo, que hay muchas compañías que cotizan por debajo de los valores contables.

El suelo, por tanto, está cerca si es que no se ha tocado ya, pero ello no significa, como se ha observado en recientes sesiones con volatilidad extrema, que el cambio de rumbo, la proyección a mejor, se vaya a producir de manera automática. El crash de las Bolsas ha sido largo e intenso y, como en todas las grandes batallas, llega el momento del recuento de víctimas y de la ardua tarea de la reconstrucción.

¿Cuál será la dirección de los índices? Es la segunda cuestión de moda en los cenáculos habituales. El consenso es que la fragilidad de los fundamentos actuales de las Bolsas entraña riesgos de consideración. El viento procedente de Wall Street decidirá.