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El pulso exterior
Tribuna
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El abandono de las Expotecnias

El aserto 'si hay algo que pueda empeorar, seguro que empeorará' , se cumple plenamente en el caso de la promoción de nuestra actividad económica en el exterior. Así en los últimos años la institución encargada de promover nuestra internacionalización, el Icex, ha visto cómo sus recursos se han mantenido congelados, si no reducidos en términos constantes, haciendo el Gobierno oídos sordos a las legitimas demandas que sistemáticamente las diferentes asociaciones empresariales planteaban en solicitud de una mayor capacidad del instituto para consolidar nuestra presencia en el exterior ante un cambio de ciclo económico que estaba al caer.

Es en el inicio del ciclo recesivo y bajo la excusa de una redefinición de sus instrumentos y programas de promoción (que esconde la realidad de una falta de medios económicos) cuando, contra toda lógica, la Secretaría de Estado de Comercio decide que el Icex cambie de modelo en la realización de sus ferias españolas en terceros países, no teniendo ocurrencia mejor que suspender de forma incomprensible las Expotecnias comenzando por la segunda edición de la misma ya programada en China.

Programa de Expotecnias que desde 1989 han venido consolidando un prestigio y una imagen internacional como no ha tenido ninguna representación periódica española en el extranjero, inclusive superando manifestaciones similares de algunos de nuestros socios comunitarios más activos en los mercados exteriores. Pero más lamentable aún es que en su lugar se haya programado un modelo de evento de carácter localista, denominado Exporta, institucionalmente endogámico y más cercano a una convención sectorial que a una feria en el sentido actual del término y que de ninguna forma pueden sustituir o justificar la decisión de no realizar ninguna nueva Expotecnia.

Y es que todos los que hemos participado y vivido las experiencias de las Expotecnias sabemos lo que la mayoría de ellas supuso para la promoción de nuestra actividad internacionalizadora en aquellos países donde se celebraron. ¿Quién puede dudar que el 'gran salto adelante', parafraseando a Mao, de nuestra presencia en el mercado chino no fue la Expotecnia de Beijing en 1994? O la de México en 1991, que propició el marco adecuado para la presencia de nuestras empresas en el desarrollo mexicano. Como la de São Paulo fue el detonante para el aumento exponencial de nuestra presencia empresarial en Brasil.

Sin lugar a dudas, el sector empresarial y el exportador en particular tienen los suficientes argumentos para estimar en su valor lo que han supuesto para la imagen exportadora de España las 10 Expotecnias celebradas. Desde la primera en Oporto en 1989 hasta la de Turquía en 1999, que han tenido el mérito innegable de haber conseguido internacionalizar la tecnología de más de 600 empresa españolas, consolidando la tan cacareada marca país, gracias a las más de 2.300 presencias relacionadas con el mundo exportador bajo un único paraguas, como un referente único e integrado de la presencia española en el exterior.

L os cerca de un millón de profesionales y más de 50.000 empresas locales que las visitaron desde Portugal a México pasando por China, Tailandia, Marruecos, Argentina, Brasil, India o Turquía son el mejor ejemplo de la eficiencia de un modelo que no estaba en absoluto agotado, pero que con el paso del tiempo tenía que perfeccionarse para adaptarse tanto a las dinámicas cambiantes a que la economía internacional nos viene acostumbrando como a las nuevas realidades de un escenario económico español que también ha sufrido modificaciones estructurales significativas a lo largo de las ultimas décadas.

Nos deberíamos preguntar dónde está la racionalidad en la decisión de no volver a realizar ninguna Expotecnia, salvo en una mal entendida posición ideológica de baja intervención del Estado en aspectos relevantes de nuestra economía y, en este caso, con todo lo relacionado con el comercio exterior como se nos viene demostrando día a día, congelando sus presupuestos al mismo tiempo que se aumenta indirectamente la desafortunada virtualización televisiva de sus programas de promoción. Lo misma da que haga frío o calor, que el ciclo económico sea favorable a la exportación, que nos encontremos en una fase de recesión, que se reduzca la competitividad o suba la paridad del euro, que haya una caída de la demanda mundial o una crisis en nuestros mercados tradicionales, las asignaciones presupuestarias y su errada distribución han sido los mismas en los últimos seis años, propiciando un panorama nada favorable para nuestras empresas en sus mercados exteriores.

Creo que en el momento actual y ante el desconocimiento de la temporalidad y envergadura de la crisis en la que estamos inmersos, se debería realizar una profunda y urgente reflexión por parte del Gobierno y de las instituciones representativas del sector para revaluar y potenciar en su caso todos los instrumentos de promoción exterior que demostraron su eficiencia en los últimos años, como ha sido el programa de Expotecnias, aumentando su frecuencia en aquellos mercados en los que se detecten más posibilidades para introducir o consolidar sólida y eficientemente la presencia empresarial y exportadora española.

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