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Bruselas

La CE obliga a los eurócratas a asumir por escrito sus responsabilidades

Los 35 directores generales de la Comisión Europea se han visto este año, por primera vez, en la tesitura de asumir con su firma la evaluación de la actividad de su departamento. Este novedoso compromiso personal busca identificar al último responsable administrativo en cada aérea de la actividad de la Comisión. Aunque parezca mentira, hasta ahora no se sabía con claridad quiénes eran los responsables.

Dos años y medio después de la caída de la anterior Comisión, entre acusaciones de corrupción generalizada, el equipo de Romano Prodi hará el próximo miércoles un primer balance sobre la limpieza de su gestión. El ejercicio aún revela numerosas lagunas en cuanto a la falta de control del personal y de los presupuestos asignados, pero la CE considera que al menos ha servido para que toda la cúpula administrativa asuma su responsabilidad.

La iniciativa, que se repetirá y perfeccionará anualmente a partir de ahora, emana de la reforma administrativa emprendida tras el colapso de la anterior Comisión.

En aquella crisis de 1999, que costó el puesto a todo el equipo de Jacques Santer, los expertos que analizaron la situación sentenciaron que 'parece difícil encontrar en la Comisión alguien que tenga siquiera una pizca de responsabilidad'.

Ahora ya hay al menos 35 altos cargos que han acotado por escrito su parcela de obligaciones y deberes. 'La gente se toma las cosas muy en serio cuando tiene que firmar con nombre y apellidos una declaración así', indica una fuente de la Comisión Europea.

Personas que han participado en la evaluación no dudan en calificar de 'cruel' los términos del texto suscrito por cada director general. Aun así, aseguran las mismas fuentes, los directores generales han agradecido en cierto modo esta oportunidad para denunciar las carencias materiales, técnicas o estructurales que padecen en el ejercicio de sus funciones.

En la declaración, cada director general detalla las actividades de su departamento y el grado de cumplimento de los objetivos asignados. Cuando no se atreva a firmar que esos objetivos se han cumplido, expresará una 'reserva' explicando las posibles causas del fallo. Pero debe añadir una plan de acción, con plazos precisos para solventar el problema. El comisario europeo correspondiente asumirá ante el Parlamento Europeo la responsabilidad política de su cumplimiento.

En este primer ejercicio, los directores generales ya han expresado 135 reservas, que abarcan desde deficiencias en el proceso de selección de personal a la imposibilidad de ejercer un control efectivo en el gasto comunitario.

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