Un juez obliga a indemnizar con 1,8 millones a la víctima de una negligencia médica
Un juez ha condenado solidariamente a un médico, a la clínica en donde la paciente fue tratada y a las compañías aseguradoras de la responsabilidad civil a indemnizar con 1,8 millones de euros (unos 300 millones de pesetas) a una paciente a la que le fue diagnosticada una hernia discal y, tras operarla, quedó parapléjica, entre otras secuelas.
Los hechos se remontan a noviembre de 1996, cuando una paciente, aquejada de un fuerte dolor lumbar, acudió a una conocida clínica de Barcelona, donde el neurocirujano que le atendió le diagnosticó una hernia discal, programando la intervención quirúrgica para el día siguiente. En el transcurso de la operación la paciente contrajo una infección producida por una bacteria que degeneró en una meningitis bacteriana.
La sentencia estima que ha quedado acreditada que la negligencia médica originó en la paciente lesiones neurológicas irreversibles: paraplejia, síndrome orgánico de personalidad, hidrocefalia, trombosis venosa, dolor neuropático, perjuicio estético, incontinencia anal y sonda, entre otras dolencias.
La sentencia, dictada el pasado 1 de julio, además de reconocer los daños causados a la paciente en la clínica donde fue operada, marca un hito en la historia judicial de nuestro país, según el bufete Cuatrecasas, al conceder a la afectada y a su familia una indemnización cercana a los 1,8 millones de euros (unos 300 millones de pesetas). Tatiana Garí, abogada del despacho de abogados Cuatrecasas, asumió la defensa de la paciente, que ha dado lugar a una sentencia de 39 folios en la que el juez considera probado que la afectada contrajo la infección en la clínica y que hubo, asimismo, actuación negligente en su prevención, detección y tratamiento por parte del médico. La sentencia ordena que los intereses comiencen a contar desde el día de la intervención quirúrgica, imponiéndose también las costas judiciales a las demandadas.
Hasta ahora las indemnizaciones otorgadas para casos similares rara vez superaban los 50 millones de pesetas, según Cuatrecasas.