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Crisis

El descalabro de las empresas alemanas

Alemania, considerada como la tercera economía del globo, vive desde hace unos meses una serie de crisis empresariales sin precedentes en su historia reciente, que afecta a alguna de las compañías más emblemáticas del país.

Según el instituto económico germano Creditreform, 18.800 firmas se declararon insolventes en el primer semestre de 2002, un 25% más que hace un año, lo que supone una cifra récord desde la Segunda Guerra Mundial. Las suspensiones de pagos han afectado a unos 600.000 trabajadores y han contribuido a que el desempleo alemán rozara en junio cuatro millones de parados. Los datos de la Cámara de Comercio e Industria de Alemania (DIHK) correspondientes al mes de abril son aún más sorprendentes: cada 15 minutos, una pequeña o mediana empresa presenta suspensión de pagos.

¿Qué está ocurriendo en la hasta ahora poderosa y aparentemente indestructible industria alemana? Los expertos coinciden en que Alemania ha acusado más que otros países de la eurozona la debilidad económica mundial y la crisis estadounidense, en parte por sus fuertes lazos comerciales con ese país.

Según datos del Deutsche Bank, un 13% de las exportaciones alemanas están dirigidas a EE UU. Alemania entró en recesión a finales del pasado año y aunque la economía crece de nuevo, lo hace a un ritmo muy lento. En el segundo trimestre de este ejercicio, el PIB alemán avanzó un 0,75% respecto al mismo periodo del año anterior y un 0,5% con relación a los tres meses anteriores. Axel Nitschke, economista jefe de la Cámara de Comercio e Industria de Alemania, responsabiliza también de la ola de quiebras a la actitud de los bancos, especialmente en el caso de la pequeña y mediana empresa.

A pesar de que la mayor parte de las quiebras han afectado a pequeñas y medianas empresas, algunos grandes y emblemáticos grupos también se han precipitado a la ruina en los últimos meses. Los mayores titulares fueron los provocados por la suspensión de pagos del grupo de comunicación Kirch. A principios de abril, el imperio mediático del magnate de la comunicación Leo Kirch declaraba insolvente a Kirch Media, su principal sociedad, tras acumular una deuda de 6.500 millones. Poco después, el grupo suspendía también pagos en Kirch Pay TV, donde está incluida la cadena de televisión de pago Premiere, uno de los negocios más ruinosos del grupo, con 1,13 millones de pérdidas diarias. Los bancos acreedores y los nuevos administradores del consorcio se comprometieron a no fragmentar al grupo y a mantener en la medida de lo posible los más de 5.000 puestos de trabajo, algo que de momento se ha cumplido.

Impacto en España

Junto al caso Kirch, se han producido otras sonadas crisis, como la de Fairchild Dornier, el último fabricante alemán de aviones, o el productor de material de oficina Herlitz, una empresa con más de un siglo de historia. Pero, sin duda, las que más atención generaron en España fueron las de la constructora Holzmann y el fabricante de maquinaria Babcock Borsig, dos compañías que tienen filiales españolas.

Las conversaciones con los bancos acreedores de Holzmann, una firma que adeuda unos 1.600 millones, fracasaron estrepitosamente a finales de marzo y la firma se declaró insolvente. Los acreedores proporcionaron posteriormente una nueva línea de crédito, lo que ha permitido seguir gestionando la empresa y mantener los puestos de trabajo. Hace dos años, esta compañía ya estuvo al borde de la quiebra, pero la intervención personal a última hora del canciller Gerhard Schröder y las garantías aportadas por el Gobierno alemán evitaron el desastre.

Babcok Borsig, por su parte, suspendió pagos a primeros de julio y anunció que acumula una deuda de más de 800 millones. Los últimos intentos, incluso políticos, para salvar esta multinacional de más de 22.000 empleados no dieron ningún resultado. La fiscalía de la ciudad alemana de Duisburgo ha abierto un proceso contra Klaus Lederer, ex presidente del fabricante de maquinaria, a instancias de la Asociación Protectora de Accionistas de Alemania.

Aunque no corre riesgo de suspensión de pagos, el gigante alemán de telecomunicaciones Deutsche Telekom, una de las principales compañías del país, también atraviesa momentos muy difíciles. La primera compañía de telecomunicaciones de Europa ha visto caer sus acciones casi un 90% desde principios de 2000, acumula una deuda de 67.000 millones y el pasado año entró en números rojos por primera vez en su historia al registrar unas pérdidas de 3.500 millones de euros.

Esta situación acabó provocando la furia de sus accionistas, más de tres millones en Alemania, que durante años habían pensado que la inversión en la operadora era casi tan segura como un plan de pensiones. El Gobierno alemán, dueño aún del 43% del antiguo monopolio estatal, comprendió al fin que los accionistas de Deutsche Telekom también votarán en las elecciones del próximo 22 de septiembre y terminó inmiscuyéndose en la situación de la compañía. Oficialmente no hubo presión, pero lo cierto es que el presidente, Ron Sommer, anunció su dimisión la pasada semana al haber perdido la confianza del consejo y el Gobierno aplaudió.

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