Revista de Prensa
Limpieza en
Deutsche Telekom
La reunión del consejo directivo supervisor de la compañía Deutsche Telekom tenía como tarea decidir si expulsaba a su consejero delegado, Ron Sommer, como quiere el Gobierno socialdemócrata de Gerhard Schröder, o mantenerlo al frente de la empresa, como desean los inversores y como parece que prefieren muchos de los directivos de la sociedad. Nos reservamos el juicio sobre cómo debe votar el consejo directivo de la telefónica. Pero es lamentable que parezca más probable que la suerte de Ron Sommer se decida más por un juego político basado en pasarse la patata caliente que en favor del mejor interés para los accionistas. El accionista mayoritario es, por supuesto, la República Federal de Alemania, que posee el 43% de la empresa (...). Las acciones de Deutsche Telekom subieron la semana pasada debido a la especulación sobre un posible cambio en la dirección, pero ayer corrían rumores de que el puesto podría ser cubierto por uno de los leales de la compañía. La única solución al acertijo es que no debería haber acertijo. Las compañías públicas fueron privatizadas, en su momento, sobre la idea de que podrían gestionarse mejor desde el sector privado. De modo que dejemos que el sector privado lo intente, tal y como era la propuesta inicial.
Llamen a Greenspan
Ante la intervención de ayer de Alan Greenspan en el Congreso de Estados Unidos (...) sólo se podía esperar que el presidente de la Reserva Federal tuviese más éxito en fortalecer la confianza en la temblorosa economía estadounidense que el presidente George Bush. En la última semana, el presidente ha intentado dos veces calmar la tormenta sobre las acusaciones de fraudes empresariales que ha caído sobre los mercados financieros. Las dos veces ha fracasado (...). Mientras tanto, la atención se volvía de nuevo hacia el presidente de la Reserva Federal (...). Es cierto que la continua recuperación económica no se ha frenado a pesar del repentino descubrimiento, después de Enron y Worldcom, de que los resultados financieros [de las empresas] quizá no son más que quimeras provocadas por la glotona imaginación de los consejeros delegados, a lo que se unen mayores dosis de realismo en las expectativas de los inversores sobre la auténtica rentabilidad de las empresas estadounidenses. (...) Pero, ¿puede continuar la economía invulnerable a la escabechina bursátil? (...). La pregunta dirigida a la Reserva Federal es (...) si el estallido en Wall Street no acabará desequilibrando significativamente el parámetro económico de la demanda. (...) A diferencia de las palabras pronunciadas por George Bush, las de Alan Greenspan pueden tener auténtico significado. Reducir las expectativas de una subida de tipos ha sido una de las pocas noticias positivas que este año han recibido los mercados financieros. El presidente de la Reserva Federal debe asegurarse de que los inversores no perciben que esa expectativa puede ser modificada.
Competitividad,
tarea de todos
Si bien es cierto que la suerte del país depende de la actividad política, no es menos importante la responsabilidad de otros sectores de la sociedad, como los empresarios, que tienen la obligación de ser más eficientes y competitivos. Una de las principales características de los países más pobres del mundo, como el nuestro, es que la actividad política ocupa un lugar excesivo en las preocupaciones colectivas (...). Pero a las causas objetivas que explican nuestra predisposición a sobrevalorar la importancia de la política, se suma (...) la fragilidad de nuestra base económica y el mal desempeño de otros sectores de la sociedad, como los empresarios (...). La responsabilidad principal recae sobre quienes gobiernan el país (...). Pero no es menos importante el papel que toca a quienes en sus manos tienen la actividad productiva. Son ellos quienes tienen la obligación de producir más y mejor, esperar menos del país y darle más. Eso no se logrará, por bueno que sea el Gobierno, si no se cuenta con una cultura empresarial acorde a los tiempos que corren.
Los Tiempos. La Paz