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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Al presidente le adelantan todos

Noviembre queda lejos pero la campaña está abierta. Los estadounidenses tienen cita con las urnas para elegir a algunos gobernadores de estados y renovar parcialmente ambas cámaras del Congreso lo que puede hacer variar las mayorías (republicana en la cámara baja y demócrata en la alta) y convertir la legislatura al presidente George Bush en un camino de rosas o de lágrimas. Pese a que el primer beneficiado de una victoria republicana sería el inquilino de la Casa Blanca, éste se hizo un flaco favor y, por extensión a los suyos, cuando el martes aparcó, la siempre presta a reavivarse, guerra contra el terrorismo para hablar de los escándalos empresariales.

No tenía más remedio que intervenir. Pero falló. Bush, el único presidente de los EE UU con MBA, habló con tono duro el martes en Wall Street. Todo un shérif dispuesto a poner orden, pero no convenció ni a los editorialistas de los tabloides. Toda una derrota para un presidente populista. La Bolsa cerró la semana con la mayor caída de sus índices desde el 11 de septiembre.

Para los estadounidenses la crisis es muy tangible: merman sus pensiones, ahorros y puestos de trabajo. El escándalo es un problema nacional. Mientras, el shérif no tiene a nadie en la cárcel, y sólo Andersen ha sido juzgada, siete meses después de la caída de Enron. La mayoría de los ejecutivos cuestionados no han pisado los juzgados y los dos que han pasado por la cárcel, preventiva, pagaron millonarias fianzas para salir.

Bush hizo 10 propuestas pero la única que estaba en su mano era la de crear un cuerpo de elite para la persecución del fraude dentro de la fiscalía. El resto son iniciativas ya en marcha por distintos organismos (SEC, Bolsas, organizaciones corporativas y el propio Congreso), dos de ellas dependen de la ética y para que otras salgan adelante necesita al Congreso.

Y ahí ya resbaló. Bush tiene que conciliarse con los demócratas del Senado pero empezó diciendo que los escándalos son producto de la época Clinton. No suena a mano tendida y menos cuando se ha reavivado la polémica sobre su pasado empresarial y el del vicepresidente, Dick Cheney. Bush recibió créditos de su empresa, Harken Energy, para comprar acciones -algo que ahora pide que se evite-, y se le investigó por posible información privilegiada. Los documentos de la SEC muestran que el caso se cerró sin que Bush ayudara a los investigadores. Al entonces hijo del presidente ni se le interrogó, algo inusual en estos casos.

Mientras las cámaras han adelantado a Bush. El Senado aprobó la semana pasada la mayor parte de una iniciativa para reformar el gobierno de las empresas que endurece las penas de cárcel, crea nuevos tipos delictivos, prohíbe los préstamos blandos a los ejecutivos y da mayor poder a la SEC. El Senado ha ido mucho más lejos de lo que pedía Bush. Hoy continua el debate.

Y esto no es sólo un adelantamiento por la izquierda. Las propuestas se aprobaron por unanimidad. Los republicanos están molestos porque creen que la batalla la ganan los demócratas. Ahora tratan de adelantar a Bush también por la derecha. No sólo han arrimado el hombro en el Senado sino que en la cámara baja ya se ha aprobado una ampliación del presupuesto de la SEC y la prohibición de traslados de sedes empresariales a paraísos fiscales. Hoy vuelve a hablar el presidente. Habrá que ver si cambia el fondo del discurso.

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