Patriotismo sobre el parqué
Standard & Poor's elimina del índice S&P 500 a las empresas que no son estadounidenses. Alguna llevaba en el índice desde los años cincuenta. Cuando se recuperó el mercado de los mínimos posteriores al 11 de septiembre también se habló de un rebote patriótico, más que de un rebote técnico.
Un informe de estrategia de un conocido banco de inversión estadounidense empieza hablando de lo irracional de la dimisión del inversor minorista para continuar hablando del sistema capitalista como creador de riqueza, de lo que llama 'nuestra democracia' y del lugar que ocupa el mercado bursátil. Por si alguien lo dudaba, termina recomendando comprar acciones.
Dejando aparte, por supuesto, lo endeble de los argumentos ideológicos, este tipo de movimientos demuestran hasta qué punto la crisis de confianza toca la fibra sensible de EE UU, un país donde el periódico más vendido es el The Wall Street Journal. Los escándalos contables dinamitan uno de los pilares del sistema, como es la fluidez de los mercados de capitales. Otro es el consumismo, y de igual modo que el alcalde de Nueva York pidió a los ciudadanos que saliesen a la calle en los días posteriores al 11-S, hay analistas que piden comprar Bolsa.
¿Qué significa esto? Según algunos, que nadie va a dejar morir el capitalismo popular. No ocurrirá lo mismo que en el Neuer Markt alemán, convertido en una versión sajona símil de la cueva de Alí Babá para la mayor parte de inversores alemanes. Estados Unidos se juega algo más que dinero en la Bolsa, y a estas alturas de 2003 las cuentas empresariales no serán lo mismo que ahora.
Como siempre, hay pesimistas impenitentes. La crisis de los setenta, por no decir en la de los treinta, fue muy duradera y los cambios en la estructura económica de EE UU no fueron de un día para otro.