El Grupo Caja Rural decide expulsar a Cajamar
Finalmente y tras un largo enfrentamiento larvado, las 78 cajas rurales han decidido mayoritariamente expulsar a Cajamar del Grupo Caja Rural. El 57% votó a favor de la salida en la asamblea de la Asociación Española de Cajas Rurales (el verdadero órgano político del sector), celebrada el pasado 26 de junio. Según los estatutos, basta una mayoría simple para materializar el resultado de la votación.
Con esta decisión, el Grupo Caja Rural perderá casi la cuarta parte de los activos, del beneficio y de los créditos totales, según los datos de marzo, ya que Cajamar es la primera entidad del sector.
Cajamar, aún no tenía ayer notificación oficial de esta expulsión tras la apertura del expediente que sus hasta ahora socios decidieron abrirle en abril. En cualquier caso, la asociación tenía un plazo de dos semanas para levantar acta de la asamblea e informar luego de la votación. En el acta se intenta evitar la palabra 'expulsión', según fuentes de las cajas rurales, con el fin de suavizar el conflicto.
La mayoría de las entidades han venido lanzando acusaciones contra Cajamar por sus actuaciones 'agresivas y siempre al margen del grupo' y por su negativa a capitalizar una filial. El conflicto estalló cuando en marzo Cajamar se negó a aportar más fondos en la empresa informática RSI, participada por las rurales, y lo justificó porque ya cuenta con los servicios financieros electrónicos que le aporta el banco por Internet Inversis, del que ha adquirido el 5% (figuran como socios Caja Madrid, Zaragozano, la CAM y El Corte Inglés, principalmente).
El acuerdo es definitivo. Pero la salida se prevé complicada porque queda una espinosa cuestión pendiente: el precio que deberán pagar las cajas rurales para comprar las participaciones que tiene Cajamar en las filiales del grupo: el Banco Cooperativo, la aseguradora RGA y la filial de informática RSI. En todas ellas, cuenta con una participación que ronda el 13%, salvo en RSI, en la que ha ido reduciendo presencia. Y el valor total en las tres ascendería a unos 30 millones de euros.
Sólo el valor contable
Aquí surge el problema para negociar. Cajamar sólo puede vendérselo al resto de cajas rurales y éstas piden comprarlo al precio contable (el valor en libros), tal como se establece los estatutos. Pero la caja quiere el valor patrimonial real, que incluiría, además, la valoración de los bienes y provisiones de las filiales, según explican fuentes cercanas a la entidad. La diferencia entre una y otra valoración estaría en torno a los tres millones.
La asociación de cajas rurales asegura que está abierta a la negociación. Sin embargo, Cajamar no está dispuesta a abandonar el grupo si no llega a un acuerdo favorable. Y así lo hará saber cuando reciba la comunicación oficial, según las citadas fuentes.
El conflicto puede prolongarse por un tiempo indefinido e incluso llegar a los tribunales, a la vista de los antecedentes. Hace unos años, las cajas rurales decidieron la expulsión de dos socios: la Rural de Canarias y la de Almendralejo. Las entidades recurrieron y el asunto aún estaría pendiente de resolución judicial.
La anunciada salida de Cajamar se produce en pleno debate de las cajas rurales, que analizan la idea de unirse y crear un grupo consolidado (ahora no funcionan como tal), con lo que se convertiría en la sexta entidad financiera por activos, tras el Popular.