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Productos

Los depósitos insuflan aire al sector

El ahorro que une su rentabilidad a la evolución de los fondos de inversión ha mantenido el nivel de aportaciones al sector de la inversión colectiva en el primer semestre, a pesar del descalabro de los valores liquidativos

Los disgustos que están dando los mercados de valores no han hecho sino minar la confianza de los inversores en los últimos meses. Conscientes de ello, las grandes entidades han optado por ampliar su oferta más conservadora, con la intención de atraer a aquellos inversores más descontentos. El año pasado fue, sin duda, el de los fondos garantizados. Este año, la batalla por captar clientes se está luchando en el terreno de los depósitos. Unos depósitos, por cierto, cada vez más sofisticados donde el pago de un cupón fijo parece ya no ser suficiente. La doble y la triple rentabilidad, ligada a cestas de índices y a fondos de inversión han hecho aparición en el mercado, hasta atraer a miles de partícipes que huyen de las Bolsas.

El pasado mes de enero, el grupo Santander daba el pistoletazo de salida para esta nueva carrera por captar ahorro, con el lanzamiento del Depósito Supersatisfacción. Los acordes del Satisfaction de los Rolling Stones sirvieron de base para una campaña publicitaria brutal, en la que se proponía a los ahorradores un nuevo depósito, basado en la conservación del capital invertido, más una triple rentabilidad: un cupón fijo del 3,0575% en cinco meses, más el 100% de la revalorización de una cesta de fondos del Grupo Santander y el 15% de la rentabilidad de una cesta formada por el Euro Stoxx 50, el Ibex 35 y el índice estadounidense S&P 500.

La respuesta por parte de los ahorradores fue masiva. Entre el 9 de enero y el 15 de marzo, fecha final para su contratación, el Grupo Santander captó cerca de 3.000 millones de euros. El lanzamiento del Supersatisfacción tuvo un doble efecto. De un lado, atrajo a un buen número de ahorradores desencantados con la marcha de los mercados de valores hacia fórmulas más conservadoras encaminadas a la conservación del capital. Del otro, ha permitido paliar la debacle de los fondos de inversión en el primer semestre del año, pues una parte del dinero captado por éste y otros depósitos del mismo cariz se ha canalizado hacia el sector de la inversión colectiva.

Según los últimos datos sobre instituciones de inversión colectiva, el patrimonio bruto de los fondos de inversión españoles registró un descenso de 3.282 millones de euros en el primer semestre del año. Dicha caída hubiera sido mucho mayor de no ser por este tipo de depósitos, gracias a los cuales se han registrado desde enero unas entradas netas en los fondos de inversión por valor de 1.844,7 millones de euros. Tan sólo por la depreciación de las carteras, el descenso patrimonial ha sido de 5.127 millones de euros.

El éxito del Depósito Supersatifacción impulsó al Grupo Santander a lanzar una segunda emisión del producto, que captó unos 700 millones de euros entre abril y mayo. Lejos de quedarse atrás, el competidor más directo del SCH, el BBVA, lanzaba en mayo un depósito de similares características, el BBVA Dinámico, que garantiza al vencimiento el 100% de la inversión inicial más una triple rentabilidad: un cupón fijo del 3,3% en el plazo de cuatro meses, el 100% de la revalorización de una cesta de fondos de la gestora del BBVA y el 25% de la revalorización media mensual de una cesta ligada a la evolución del Ibex 35, el Euro Stoxx 50 y el S&P 500.

BBVA y SCH no han sido las únicas entidades en optar por el lanzamiento de depósitos. La batalla por captar pasivo se está librando en muchos frentes, si bien la opción de ligar la rentabilidad a la evolución de fondos de inversión es más novedosa. Caixanova y Barclays Bank, por ejemplo, han optado también por esta fórmula. En el primer caso, la caja gallega garantiza un cupón fijo del 4,6% a vencimiento, más el 100% de la revalorización del fondo de fondos Caixanova Gestión Dinámica. El Depósito 100+100 de Barclays garantiza el capital invertido más el 100% de la revalorización ponderada de una cesta de fondos de la entidad, en un plazo de cuatro años.

Pérdidas ante Hacienda

Todos estos productos tienen un plazo de vencimiento entre tres y cuatro años. Algunos de ellos, como el del BBVA y el del Santander, pagan un cupón fijo a los cuatro o cinco meses de suscribir el depósito y ya, al vencimiento, el inversor recibe el capital invertido más la revalorización acordada con el banco. Fiscalmente, contratar un depósito puede resultar peor que suscribir un fondo de inversión, pues en productos como éstos el rendimiento del depósito en el primer año está sujeto a una retención del 18%, que es la que se aplicará al cupón que el ahorrador recibe a los cuatro o cinco meses. Un 70% de la revalorización obtenida por la cesta de fondos o de índices (o por ambas, según el depósito) se integra en la base imponible en la declaración del IRPF, y se aplica una reducción al 30% restante, por generarse los rendimientos en un plazo superior a los dos años.

La diferencia es fundamental con respecto a los fondos de inversión, donde el partícipe tributa a su tipo marginal por las plusvalías obtenidas si vende el fondo antes de un año, pero tan sólo pagará un 18% de las mismas si vende después de ese plazo. Una vez que entre en vigor la reforma del IRPF, que actualmente está en fase de aprobación en el Congreso de los Diputados, la tributación de las plusvalías quedará en el 15%, si se reembolsa el fondo después de un año.

Por esa razón, el siguiente movimiento del Grupo Santander ha sido sacar un fondo garantizado, también denominado Supersatisfacción, que garantiza el 100% del capital invertido en un plazo de tres años, más un 5% en un año y un día y el 45% de la revalorización de una cesta de valores constituida por el Ibex 35 y el fondo Global Brands Fund de Morgan Stanley. Entretanto, y mientras las Bolsas siguen cayendo, parece que las entidades que opten por productos garantizados tienen las de ganar.

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