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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Aznar, último Gobierno

El presidente José María Aznar nombró ayer a su último Gobierno con el objetivo de cumplir los casi dos años que restan de legislatura, hasta marzo de 2004. El número de nuevas caras (cinco) y de los que cambian de puesto (tres) reflejan bien a las claras que más que una remodelación lo que se ha producido es una profunda sacudida, signo de la necesidad de renovación de un Ejecutivo en buena parte atacado de parálisis. La crisis se produce sólo unos días antes del debate del estado de la nación, lo cual cambiará radicalmente su contenido. Y aunque da a Aznar la ventaja de haber tomado la iniciativa, también tiene la lectura de que no podía presentarse al examen parlamentario de su gestión con tantos ministros quemados, aunque algunos hayan sobrevivido.

El cambio realizado por Aznar tiene doble lectura política, tanto en la apuesta de permanencia del núcleo económico del Gobierno, que sigue liderado por el vicepresidente segundo Rodrigo Rato, como en las nuevas responsabilidades que asume el vicepresidente primero Mariano Rajoy. æpermil;ste deja Interior para hacerse cargo a la vez de Presidencia y portavoz, en un intento doble de mejorar la coordinación del Gabinete, que ahora hacía aguas, y la comunicación, que con Pío Cabanillas, uno de los ministros destituidos, sufría incluso episodios de negación de la realidad.

Aunque Aznar pretende evitar el debate sucesorio dentro del Consejo de Ministros, la rivalidad política puede agudizarse con el cambio de Ángel Acebes, una estrella ascendente, de Justicia a Interior, y la entrada en el Gobierno de Javier Arenas (Administraciones Públicas) y el hasta ahora presidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana (Trabajo). El cierre político de la operación, con el telón de fondo de las próximas elecciones sin Aznar, se completará con la designación de Jaime Mayor Oreja como secretario general del PP. Ana de Palacio (Exteriores), Ana Pastor (Sanidad y Consumo) y José María Michavila (Justicia) completan las nuevas caras del Gobierno.

El mantenimiento de Rato y Montoro al frente de Economía y Hacienda, respectivamente, reafirma los dos objetivos marcados hasta el fin de la legislatura: mantener el equilibrio presupuestario y continuar con las reformas para potenciar el crecimiento e incentivar la creación de empleo. Zaplana tiene el reto de recuperar un activo perdido, el diálogo social, y la nueva ministra de Sanidad, la médica Ana Pastor, la credibilidad. El traslado de Josep Piqué de Exteriores a Ciencia y Tecnología no es sólo un intento de rellenar el vacío que nunca cubrió su antecesora y recomendada, Anna Birulés, sino la necesidad de mejorar la coordinación del equipo económico del Gobierno y de resucitar las funciones, hoy desgajadas e incompletas, que en el pasado desempeñaba el desaparecido Ministerio de Industria. No sólo las empresas energéticas reclamaban a voces esta marcha atrás en la estructura organizativa del Gobierno.

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