El British, sin Seve
El cántabro no participará en el torneo que le lanzó a la fama y que ha ganado en tres ocasiones
'Será como ir a McDonalds y pedir una hamburguesa sin patatas', es la definición de Sergio García sobre la ausencia de Severiano Ballesteros en el próximo British Open, el tercer grande de la temporada, que él ha ganado en tres ocasiones. Severiano Ballesteros, 45 años, ha renunciado a participar en el que hubiera sido su 28 British Open, el torneo que lo lanzó al estrellato con su espectacular victoria en 1979, un año antes de ganar la primera chaqueta verde en Augusta.
El cántabro tomó la decisión al término de la primera vuelta del Abierto de Irlanda. Después de dos meses sin jugar, Severiano volvió a la competición con la intención de preparar la cita que comenzará en el campo de Muirfield (Escocia) el 18 de julio. Sin apenas entrenar, confiaba en que el descanso aliviaría su maltrecha espalda y a partir de ahí su juego mejoraría. No fue así. Seve completó una de las peores vueltas de su vida. Firmó un resultado de 87 golpes -16 sobre par- que, para mayor desgracia, no era correcto. Tras un último hoyo propio de Tin Cup, con tres bolas al agua, admitió los 10 golpes que su marcador le apuntó en su tarjeta cuando en realidad eran 12. Un error que conllevó la descalificación. Al día siguiente una parte de la prensa británica y la misma web del circuito europeo calificaban de ignominiosa la descalificación sufrida por Ballesteros, uno de los grandes mitos de la historia del golf mundial.
'No podemos olvidar quién es Severiano Ballesteros', dice José María Olazábal. 'æpermil;l fue quien puso a Europa en el mapa con sus victorias. Seve ganaba con la autoridad con la que hoy lo hace Tiger. Se hizo profesional a los 17 años sin haber salido nunca de España y cinco años más tarde ganaba el British Open. Es una figura irrepetible'. A Seve se le paró la cabeza en Cork (Irlanda). Era incapaz de contabilizar los golpes del 18. Firmó los 10 que le puso su marcador en aquel casillero como hubiera hecho con cualquier otro resultado. Tras encerrarse en su habitación dio el primer paso: borrarse del Abierto Europeo que mañana finaliza. Después mandó un fax al Royal and Ancien Club de St. Andrews para renunciar al British Open. Seve regresó a casa y medita su futuro.
Tanto Olazábal como Sergio, que piensan que el nombre de Seve va unido a la historia del British, le piden que medite su futuro y si realmente quiere volver a competir que trabaje para mejorar su juego. Otros destacados componentes de la generación del 57, como Faldo, Langer o Woosnam, aún dan batalla. El escocés Colin Montgomerie es contundente cuando afirma que 'cada ronda que ha jugado los últimos cuatro años ha ido destruyendo la legendaria figura de la que hemos disfrutado. Es una pena'.
Seve, que no gana un torneo desde el Abierto de España de 1995, es tan terco como el mismo golf. Su corazón le pide continuar, pero la cabeza le dice lo contrario. Desde el entorno del de Pedreña reconocen que su trabajo al lado de gurús como Mac O'Grady, con quien enterró una caja de zapatos llena de fotos de swings con malas sensaciones en un ritual en el desierto de Arizona, o el trabajo con Butch Harmon, entrenador de Tiger y Olazábal, no han dado resultados.
Seve es distinto. Su juego se construyó a base de inspiración y ésta ha desaparecido. Quizá ha conseguido todos los birdies que tenía asignados en su carrera y la verdad es que no le ha ido mal.