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Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Una batalla personal con Microsoft

La ambición del presidente y consejero delegado de Nokia no conoce límites. Es el que más móviles vende en el mundo y no quiere quedarse atrás en la carrera que unirá la telefonía móvil y el PC, aunque tenga que plantar cara al mismísimo Bill Gates

Cuentan en los mentideros que el presidente de Microsoft tuvo un encuentro secreto con Ollila en 1998, en el que le propuso ir de la mano en la creación de aplicaciones de ordenador personal para los teléfonos móviles. A pesar de lo interesante que podría resultar la sugerencia, el presidente y consejero delegado de Nokia se negó a llegar a ningún acuerdo y decidió emprender la aventura en solitario, ante el miedo de que su compañía fuera devorada por el gigante informático y que éste se quedara con la mayor parte de los beneficios.

Pocos meses después, Nokia firmó un acuerdo con la británica Psion, la sueca Ericsson y la estadounidense Motorola para crear la empresa Symbian, cuyos principales objetivos eran construir aplicaciones informáticas para el teléfono móvil que se convirtieran en la referencia del mercado y dejar fuera a Microsoft. Sin embargo, Ollila no contaba con el contraataque de Gates, que se alió con la surcoreana Samsung y la británica Vodafone para crear soluciones que permitieran conectar el teléfono móvil con el correo electrónico de la empresa.

Además, sus socios en Symbian dieron marcha atrás al plan inicial y decidieron limitarse a construir aplicaciones básicas para el funcionamiento del teléfono. Ollila se cansó de sus compañeros de juego y echó un órdago sin precedentes en este terreno: construiría él mismo las aplicaciones, a las que denominó Serie 60, y tras muchos meses de deliberación, decidió compartirlo con los demás fabricantes a un precio irrisorio. Una decisión que, si bien no fue del agrado de algunos de sus compañeros de despacho en la compañía finlandesa, sirvió para reafirmar su teoría: lo importante era frenar a Microsoft, aunque fuera poco rentable a corto plazo y significara perder la exclusividad de sus aplicaciones, una de las señas de identidad de la compañía hasta hace poco.

Lo importante para Ollila era dejar fuera del mercado a Microsoft, aunque no fuera rentable a corto plazo y le enfrentara a sus compañeros

Los analistas coinciden en que la intención de Ollila, consejero delegado de Nokia desde 1992, es convertir a la compañía en un gran grupo, a semejanza de IBM o Microsoft, con la diferencia de que quiere construirlo en el campo de la telefonía móvil y cuenta con el respaldo de ser el líder en este mercado, con un 35,6% de cuota de mercado mundial, muy por delante del segundo en la clasificación, Motorola, con un 14,9%. Pero por encima de todo, los expertos destacan su talante y su encanto para persuadir a sus más acérrimos enemigos. Casado y con tres hijos, es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Helsinki, completó su formación con diplomaturas en la Escuela Económica de Londres y en la Universidad Tecnológica de Helsinki, es doctor honoris causa por varias universidades, consejero de compañías de renombre como Ford y tiene la orden del mérito concedida por los Gobiernos alemán, húngaro y estonio.

El segundo frente de guerra se abrió en la última edición de la feria tecnológica Comdex, celebrada el 15 de noviembre de 2001, donde Ollila decidió dar otro paso en su particular lucha contra Microsoft y anunció el acuerdo entre fabricantes y operadores de primera línea (NEC, Samsung, Fujitsu, Vodafone, Sharp, Toshiba, Ericsson-Sony o AT&T) para crear una plataforma de servicios globales para los teléfonos móviles y PDA. A tenor de las palabras pronunciadas por Steve Ballmer, número dos de Microsoft, en la última edición de Cebit, parecía que la compañía no iba a responder en esta ocasión. Ballmer aseguró que a partir de esa fecha su compañía sería más accesible y respetuosa con la competencia. Pero detrás de esta declaración de buenas intenciones se escondía el último envite de la compañía presidida por Gates: la creación de una plataforma en paralelo en Europa, en la que se habían comprometido la alemana T-Mobile, las británicas MMO2 y Vodafone, France Télécom y Telefónica.

Batallas aparte, que se resolverán en un futuro que no parece muy cercano, Ollila tiene que hacer frente a los problemas domésticos de Nokia, que se encuentra en una situación financiera compleja y a merced de un mercado convulsionado por la mala coyuntura bursátil. Hace escasos días fue el encargado de anunciar que la compañía ganaría menos de lo previsto en el segundo trimestre de 2002, 'del 15% al 9%', aunque se mostró confiado en que el grupo sería capaz de crecer más deprisa que el mercado y mantener su rentabilidad. El consejero delegado confirmó que espera aumentar su cuota de mercado hasta el 40% a lo largo de este año gracias al aumento de la producción y las ventas en China, Estados Unidos y Corea del Sur y que prevé vender más de 400 millones de unidades en todo el mundo.

Para alcanzar este objetivo ha desplegado toda su artillería y ha anunciado que lanzará en verano el modelo 7650, para promocionar los MMS (mensajes a través del móvil que integran gráficos, voz y texto), que sustituirán los antiguos SMS, y que la primera unidad de tercera generación (UMTS) estará lista en septiembre. Ante posibles retrasos, a Ollila le queda el consuelo de que Nokia es la única compañía de telefonía móvil que sigue obteniendo beneficios.

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