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Capital

Los accionistas de Auna inyectan 1.200 millones a la nueva Retevisión

El banco Santander Central Hispano se apresura a tomar decisiones de gestión para sacar adelante al segundo operador de telecomunicaciones, Auna, acosado por las dificultades que ha demostrado para ganar cuota de mercado frente a Telefónica.

Pocos días después de haberse anunciado la integración de la filial de telefonía fija, Retevisión, y de las cinco empresas dedicadas al negocio de cable (Madritel, Menta, Supercable, Able y Canarias Telecom), el banco ha logrado el compromiso de sus principales socios en esta aventura, Fenosa y Endesa, para que doten a la nueva compañía de una financiación suficiente que le permita cubrir sus necesidades de fondos durante un año.

La cantidad pactada asciende a 1.200 millones de euros. Los socios se comprometen a aportar hasta esta cantidad a través de créditos puente cuya cuantía final dependerá de la capacidad de la nueva empresa para ir cubriendo durante el ejercicio sus necesidades con los recursos generados.

Fuentes cercanas a Auna han precisado que la estructura de los créditos puente aportados contará con una parte resultante de la renegociación de préstamos anteriores y otra de aportación de nuevos recursos.

SCH, Endesa y Fenosa estiman que este esfuerzo tiene que tener una duración limitada a un año, hasta que la nueva Retevisión tenga la solvencia suficiente como para financiarse a través de la generación de recursos y de su propia capacidad de endeudamiento.

El compromiso de los tres socios en la dotación de fondos a la empresa fusionada se hará en función de su participación en el capital de la empresa holding, lo que resulta especialmente gravoso para las eléctricas Endesa y Fenosa, que se encuentran ya altamente endeudadas.

En principio, los accionistas confían en la capacidad de la nueva Retevisión para devolver la financiación adelantada, pero no excluyen que dentro de algunos meses los que eran préstamos puente se conviertan en créditos participativos y terminen convirtiéndose en capital.

Financiación cerrada

Con estas iniciativas los socios de Auna dan por cerrado, al menos durante los próximos 12 meses, un largo proceso de búsqueda de financiación para el grupo, que ha coincidido con el cambio de gestión de la compañía que pasó de Telecom Italia, Endesa y Fenosa a manos del SCH a finales del ejercicio pasado.

Como se recordará, Auna logró cerrar el pasado verano un macrocrédito sindicado por 3.000 millones de euros para cubrir las necesidades de su filial de móviles, Amena. Los problemas comenzaron cuando se planteó una operación similar para atender la financiación del resto de las empresas del grupo. Un cúmulo de circunstancias fueron retrasando la formalización del préstamo, y el abandono del capital de Auna por Telecom Italia terminó por dinamitar la iniciativa.

En el marco de un nuevo capítulo de depresión de las empresas tecnológicas vivido durante el comienzo del presente año y tras la designación de Joan David Grimá (hombre fuerte del SCH) como consejero delegado del holding, la situación ha cambiado y hoy ya no se considera viable ni necesaria la constitución del segundo macrocrédito sindicado.

Por otra parte, la fusión de la empresa de telefonía fija y las compañías de cable del grupo Auna han desatado una fiebre de reuniones en el seno de las sociedades afectadas. Fuentes conocedoras de los planes de fusión que ha plantado la dirección del holding aseguran que 'al margen de los nervios iniciales, el proceso va a ser bastante largo'.

Las mismas fuentes explican que la nueva dirección de Auna ha precisado con absoluta claridad las directrices que marcan el proceso de fusión en cuanto a la drástica reducción de los departamentos redundantes. La fusión de las cinco empresas de Aunacable en una sola sociedad 'estaba ya muy avanzada'. Ahora es preciso 'dar una nueva vuelta a la manivela para ajustar los costes a las necesidades de una única estructura'.

Nombre

En las reuniones que han tenido lugar estos días en las compañías implicadas en la fusión ha tenido un cierto protagonismo el debate sobre el nombre de la nueva sociedad. Un grupo de ejecutivos se decantaba por lanzar una nueva marca.

La dirección ha cortado de raíz el debate imponiendo la continuidad de Retevisión. La denominación no convence, pero se considera que está introducida en el mercado y tampoco se quiere invertir el dinero necesario para lanzar otro nombre.

El cierre de Quiero TV cuesta 240 millones

 

 

 

 

Después de algo más de tres años de frustrada experiencia comercial y tras dos meses de forcejeos con el Gobierno, Auna logró apagar definitivamente la pasada semana la señal de los 14 canales de televisión de la empresa Quiero. El cierre, no obstante, ha resultado extraordinariamente oneroso para el grupo. Según fuentes cercanas a la empresa, el desembolso realizado en indemnizaciones al personal, liquidación con acreedores, pérdida de avales, etc. eleva a 240 millones el coste del apagón. Aunque no existen cifras precisas sobre las pérdidas totales que ha sumado la aventura de Quiero para sus propietarios, algunos analistas estiman que superan con creces los 1.500 millones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes de Auna, por otra parte, han desmentido tajantemente que el grupo pretenda vender la nueva división audiovisual que se ha creado recientemente, y que será la encargada de seguir prestando los servicios portadores de las señales de televisión en la mayor parte de España.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De la misma manera, también han considerado infundadas aquellas informaciones que señalan la posibilidad de que Auna se embarque en nuevos proyectos audiovisuales, al margen de la gestión de los contenidos que consumen sus redes de cable.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la última reestructuración se ha creado una división autónoma dedicada a las grandes cuentas. Esta organización ofrecerá productos integrados y completos, tanto de telefonía fija como de telefonía móvil a las grandes empresas y entidades corporativas del país. Además, esta división será la avanzadilla en el proceso de empaquetamiento de los servicios integrados del grupo que, a medio plazo, se ofrecerán también al resto de los clientes de la operadora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una decisión que ha creado malestar entre los ejecutivos medios de la nueva Retevisión es el mantenimiento de la sede central de la compañía en Barcelona.

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