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Columna
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Sobre la armonización de cifras

José Aranda analiza las cifras irreconciliables surgidas a raíz de la huelga del 20-J. El autor propone una solución de la mano del Consejo Nacional de Estadística, organismo cuya misión es contribuir a la armonización de los datos

Sólo la gente soberbia y descomunal, como llamó Don Quijote a los burlones mercaderes toledanos, puede alegrarse de que sus negros vaticinios, en lugar de servir para evitar la desgracia presagiada, se cumplan de modo inexorable, como si las fuerzas ciegas del destino no pudieran torcerse con la voluntad y el esfuerzo humanos. Por ello, no produce precisamente satisfacción el hecho de que la predicción publicada en estas páginas el 19-J sobre las discrepancias que, previsiblemente, iban a darse en las cifras de huelguistas y manifestantes, se viese colmada hasta la saciedad.

Nuevamente, los ciudadanos pudimos contemplar cifras irreconciliables en la incidencia de la huelga: 17% para el Gobierno y 84% para los sindicatos; así como en el número de manifestantes: en Madrid, 40.000 para el Gobierno y 500.000 para los sindicatos; en Sevilla, 9.300 para la Delegación del Gobierno y 100.000 para los sindicatos; en Barcelona, 15.000 manifestantes para la Delegación del Gobierno y 500.000 para los sindicatos. Dejando de lado la amoralidad que esconden estas esperpénticas diferencias, el mayor problema que plantean en un sentido práctico radica en que hacen imposible un diálogo posterior en el que, legítimamente, cada una de las partes pudiera aportar datos creíbles sobre el apoyo de sus tesis. Pero, insistiendo en lo dicho en mi anterior columna, los ciudadanos no debemos resignarnos a esta imposibilidad de diálogo y acuerdos a que se nos conducen, inevitablemente, tan confrontadas evaluaciones de la realidad y, por el contrario, debemos exigir que se arbitren sistemas de medida que, salvo las lógicas diferencias de interpretación, sean aceptados por cualquier parte en conflicto.

Pero, si no se ponen manos a la obra, si no se comienza a trabajar en una metodología rigurosa que permita evaluar un fenómeno complejo como es la incidencia de una huelga (las manifestaciones, ya lo señalamos, son más sencillas de evaluar cubicando el espacio ocupado por los asistentes), en la próxima ocasión volveremos a las cifras irreconciliables y, como señala el refrán, nos acordaremos de santa Bárbara al escuchar el ruido de los truenos.

Sería difícil de justificar que no se afrontara la evaluación estadística de acontecimientos sociales con todos los organismos implicados juntos

Y el caso es que tenemos en nuestras manos la solución mediante el Consejo Superior de Estadística, organismo que, a pesar de los esfuerzos del INE, está lejos de alcanzar toda su potencialidad. Entre las misiones de este consejo destacan las de contribuir a la armonización de las estadísticas y a una mayor adecuación a las necesidades de información de los usuarios y, como órgano consultivo de los servicios estadísticos estatales y de participación social, según el Real Decreto 557/2000 de 27 de abril, la mitad de los consejeros pertenecen a cada uno de los departamentos ministeriales y al INE y la otra mitad está compuesta por tres representantes de las organizaciones sindicales, tres representantes de las organizaciones empresariales, dos representantes de las Cámaras de Industria, Comercio y Navegación, un representante de las asociaciones de prensa, un representante del Consejo de Consumidores y Usuarios y otros siete representantes de las Reales Academias, de la Universidad, del Colegio de Economistas y de la Sociedad de Estadística e Investigación Operativa.

Sería difícil de justificar que no se afrontara este problema de evaluación estadística de acontecimientos sociales, como huelgas y manifestaciones, teniendo, por un lado, juntos a todos los organismos que protagonizan cifras tan dispares como las citadas (Ministerios de Trabajo y del Interior, sindicatos y empresarios) y, por otro lado, considerando que están juntos en un foro, como el Consejo Superior de Estadística, que, como hemos dicho, tiene por misión la armonización de datos.

Para elaborar una metodología donde se definan indicadores de medición de acontecimientos sociales, el Consejo Superior de Estadística dispone de los recursos necesarios, puesto que, mediante acuerdo de su comisión permanente, se pueden constituir ponencias y grupos de trabajo, que pueden contar con la infraestructura administrativa que necesiten para su funcionamiento por parte del INE, así como con funcionarios y especialistas que asesoren en cualquiera de las fases del proyecto.

La idea queda expuesta, sólo resta observar si, por este procedimiento o cualquier otro alternativo, la denominada guerra de cifras pasa a la historia y los esfuerzos se dedican a tareas más positivas y reconfortantes.

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