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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El paro ofrece pistas dispares

El número de parados descendió 21.600 personas en junio, bastante más que en junio del año pasado y significativamente menos que la media en dicho mes en los últimos 15 años. Por tanto, las señales que envía la evolución del desempleo el mes pasado son al menos contradictorias. Pero el sesgo final apunta hacia el optimismo, ya que los datos revelan descenso del número de parados en todos los sectores de la economía y únicamente aumenta el colectivo de primeros demandantes como consecuencia de la llegada de una nueva cohorte de jóvenes que han terminado en junio sus estudios en las universidades y escuelas técnicas.

Sin embargo, este optimismo se quiebra si se analizan las cifras oficiales sobre contrataciones del pasado mes. Las colocaciones descendieron casi un 10% respecto al mes de junio de 2001 y, además, esta contracción se ha producido tanto en contratos fijos como en temporales, lo que parece indicar que obedece más claramente a una reacción generalizada de las empresas ante la situación económica que al gesto condicionado que pueda generar un cambio de la normativa legal o la expectativa de un cambio.

Los expertos en contabilidad nacional utilizan la evolución de las colocaciones registradas como un indicador adelantado de actividad. Si ésta fuera la causa de la inflexión experimentada en junio, la situación podría ser la del inicio de un nuevo retroceso en el crecimiento de la actividad económica, con efectos negativos en el empleo, así como en los resultados de las empresas, que ya en el primer trimestre de este año han tenido un crecimiento de sus resultados brutos muy limitado, según la Central de Balances del Banco de España. Tanto el Ministerio de Trabajo como el de Economía se apresuraron ayer a cargar en la desaceleración del crecimiento la responsabilidad del ajuste en la contratación, pero este ajuste se suma al que se ha producido en los últimos seis meses, en los que el paro creció en tasas interanuales superiores al 5% a pesar de que el Gobierno ya vaticinaba los primeros síntomas de recuperación de la actividad.

Puede existir la tentación de culpar a la huelga general del 20-J de una caída simplemente administrativa de un buen número de contrataciones rutinarias. Pero la verdad es que, a juzgar por los análisis realizados por los expertos y por el propio informe del Banco de España, las señales de recuperación de la economía no son claras. La actividad sigue sustentada en el consumo privado y en la inversión en construcción, mientras los indicios de recuperación de la actividad industrial y de la inversión siguen siendo muy pobres. Las inversiones en bienes de equipo llevan más de un año en tendencia descendente, con pérdida de empleo en la industria. Si la inversión no retorna a tasas positivas en pocos meses, estimulada por la demanda externa, la amenaza es un deterioro mayor del desempleo y, con él, del consumo, único combustible que mantiene hoy el crecimiento, aunque sea al ralentí.

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