La larga espera
La Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas, Funcas, publica periódicamente los resultados de un panel compuesto por 14 instituciones que elaboran previsiones de coyuntura -servicios de estudios de algunos grandes bancos y cajas, departamentos universitarios, centros privados de estudios-. La última corresponde al mes de mayo y sus conclusiones son ciertamente interesantes, por lo que no me resisto a resumirlas en beneficio del lector.
El primer rasgo destacado hace referencia al crecimiento real de la economía española para este año y el siguiente. La previsión es, en estos momentos, de un crecimiento del 2,1% cuya senda temporal registrará una desaceleración durante este segundo trimestre del año, iniciando una lenta recuperación a partir del tercer trimestre; todo ello dependiendo de cuál sea el comportamiento del consumo de las familias, para el cual se prevén tasas similares a las del PIB.
Para 2003 se espera una recuperación moderada, del orden del 3% al finalizar ese ejercicio. Pero en todo caso, la inversión en bienes de equipo es el componente de la demanda interna más delicado, que se equilibra gracias a la construcción. El resultado final de la demanda doméstica no es ciertamente vigoroso (2,1%) con un saldo exterior menos negativo que el esperado a comienzos de año.
El crecimiento del empleo se estima por el panel de instituciones consultadas por Funcas en un 1,2%, con un incremento de la productividad aparente del trabajo del 0,9%. Ahora bien, a pesar de ello la tasa de paro aumentaría este año del 10,5% de la población activa que se contabilizó en 2001 al 11,2% este año, debido a que la población activa se supone que crecerá por encima del empleo -y éste trae causa tanto de la continuación de la tendencia a una mayor incorporación de la mujer al mercado laboral como de las aportaciones que provienen de la inmigración-. Para el año próximo, el panel de encuestados estima que el empleo crecerá un 2,1%, de forma tal que la tasa de paro se reducirá hasta el 10,7%.
Lo que estas previsiones confirman unánimemente es que la evolución de los precios es el problema más acuciante de nuestro panorama económico. Y es que la media de las opiniones emitidas por los panelistas eleva hasta el 3,2% la media esperada para el año 2002; lo cual supone nada menos que tres décimas por encima de la encuesta anterior y seis décimas más de lo previsto hace seis meses. La causa básica de semejante comportamiento de los precios es, sin duda, la resistencia mostrada por la inflación subyacente a emprender una senda de baja, pese al debilitamiento de las demandas interna y externa.
En opinión de los consultados por la Fundación de las Cajas, el año concluirá con una inflación del 3,6%, descendiendo en el segundo trimestre del año próximo a tasas del 2,8%, tasas que se mantendrán estables durante el resto del ejercicio para alcanzar al finalizar 2003 con una tasa media anual del 2,9%.
El único rasgo favorable dentro de un panorama más bien sombrío reside en las mejores perspectivas del déficit público, que se situaría tanto este año como el próximo en un 0,1% de los respectivos PIB.
Y como el entorno internacional es igualmente relevante, el informe resalta una mejora de las perspectivas de la economía mundial, indicando que acaso como consecuencia de ello cabe temer una elevación de los tipos de interés internacionales a corto plazo en el transcurso de los próximos seis meses.
En conclusión, las perspectivas de la economía española no son para lanzar gritos de júbilo. æscaron;nicamente a partir del verano próximo cabe esperar una recuperación más decidida de la economía, recuperación que permitirá volver a reducir la tasa de paro. La gran incógnita reside en cómo controlar la inflación.
Y esta tarea tiene un fundamental componente político: qué medidas ha de tomar el Gobierno para reducirla. El caso es que si no la controla en el año 2003 los desequilibrios económicos le puede reventar en la cara antes de las elecciones generales de 2004.