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Coyuntura

La incertidumbre económica mina la confianza en EE UU y Alemania

Su llamamiento se produce poco después de que el Ecofin aceptara un documento en el que Francia condiciona la reducción del déficit a un crecimiento del 3% durante los próximos dos años.

El Gobierno de Silvio Berlusconi quiere tener margen de maniobra para bajar los impuestos. El equipo de Tony Blair quiere invertir miles de millones de euros en mejorar los servicios públicos. Ambos apuestan por una 'reinterpretación' más flexible del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, un acuerdo del año 1997 en el que los Quince se comprometían a eliminar sus déficit presupuestarios para el año 2004.

La relajación a la hora de aplicar el pacto se hizo patente en el último Ecofin de Madrid. Francia acompañó sus orientaciones generales de política económica (gopes) con un documento en el que avisa que sólo cumplirá el objetivo de ajuste fiscal si su economía crece a un ritmo del 3% anual en 2003 y 2004. Una condición que, según los economistas, es prácticamente imposible de cumplir. Francia sólo ha alcanzado ese crecimiento en dos ocasiones durante la última década y su previsión para este año es del 1,5%.

El ministro de Economía y presidente de turno del Ecofin, Rodrigo Rato, declaró en el Consejo de la UE que acaba de celebrarse en Sevilla que el documento presentado por Francia no la exime de sus compromisos. Y Gerassimos Thomas, portavoz de la Comisión Europea, dijo ayer que 'no existe ninguna discusión ni hay margen de maniobra para nuevos cambios en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento'. 'No hay cambio en la Comisión y no hay discusiones [al respecto] en el Ecofin', añadió.

Más margen

Sin embargo, Blair regresó de Sevilla con unas gopes que dan algo más de margen a Reino Unido en cuanto a los niveles de deuda y un discurso claramente favorable a la relajación del objetivo de déficit. En su presentación al Parlamento británico de los resultados del Consejo de Sevilla, Blair dijo que 'es necesario mantener los principios básicos del pacto porque esto es importante para la estabilidad del euro'. 'Sin embargo', añadió, 'pensamos que es precisa cierta flexibilidad para tener en cuenta las diferentes circunstancias' de cada país.

El ministro italiano Giulio Tremonti también consiguió en el último Ecofin margen de maniobra adicional: el plan inicial preveía que Italia alcanzara el equilibrio fiscal en 2003, ahora sólo tendrá que colocar la balanza 'cerca del equilibrio' (es decir, que tiene autorizado un déficit equivalente al 0,5% del PIB).

Tremonti aparecía ayer en el diario británico Financial Times afirmando que 'cuando publiquemos el proyecto de presupuesto reflejará el objetivo inicial con un dato de déficit cero en 2003', pero 'a continuación fijaremos los planes de bajada de impuestos para 2003 que dejarán con el pequeño déficit que ahora se nos ha permitido'.

Tremonti cree que 'el equilibrio fiscal era necesario durante el proceso de lanzamiento del euro', pero Europa debe moverse ahora hacia una nueva etapa en la que 'se mantenga la estabilidad, pero también se ponga énfasis en el crecimiento y la flexibilidad'. Entre sus ideas está la de que 'el gasto público en infraestructuras, defensa, ayuda exterior y reformas estructurales sea excluido, parcialmente o por un periodo limitado de tiempo' de los cálculos presupuestarios a la hora de valorar el cumplimiento del objetivo fijado por el Pacto de Estabilidad.

Tendencia generalizada

El ministro italiano habla de 'reinterpretar' el pacto y asegura que otros Gobiernos de la UE están de acuerdo con esta idea. El plan podría ser apoyado por otros países con dificultades para cumplir los compromisos de supresión del déficit como Alemania (sobre todo si el conservador Edmund Stoiber gana las elecciones de septiembre), Francia (donde el nuevo Gobierno conservador ha hecho generosas promesas de bajada de impuestos) y Portugal (que ya ha lanzado avisos claros de que no podrá cumplir el ajuste fiscal previsto).

En cuanto a Francia, el nuevo Gobierno anunció ayer que el déficit alcanzó los 32.000 millones de euros en 2001, un 10% más. Y el presidente Jacques Chirac prometió durante la última campaña electoral un recorte de impuestos por valor de 30.000 millones en cinco años. Los economistas creen por ello que será muy difícil que Francia pueda cumplir sus compromisos en materia fiscal.

El Consejo Económico y Social francés se ha sumado a la ola de llamamientos a favor de una revisión del Pacto de Estabilidad con un documento en el que afirma que 'los países europeos deberían, de manera consensuada', definir más claramente el concepto de déficit para distinguir 'entre variaciones cíclicas y tendencias estructurales'.

Bruselas y el BCE están satisfechos con la subida del euro

 

Los responsables económicos europeos están satisfechos con la apreciación del euro, que el miércoles superó momentáneamente los 0,98 dólares, a pesar de que ello puede frenar las exportaciones de la UE.

 

 

 

 

 

 

 

Yves Mersch, miembro del consejo del BCE, dijo ayer que la subida del euro es aún 'más bien modesta' y que 'un reajuste del tipo de cambio está en línea con los fundamentos [económicos] y por ello es bienvenido'. En su opinión, la apreciación de la divisa no supone una amenaza para la recuperación económica de la zona euro.

 

 

 

Según un sondeo de Reuters entre economistas, la subida del euro sólo empezará a dañar las exportaciones europeas si supera los 1,05 dólares.

 

 

 

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, declaró ayer en Madrid que él sí cree que la subida del euro ralentizará las exportaciones 'a corto plazo'. Sin embargo, a medio y largo plazo, la fortaleza de la divisa abarata la compra de bienes importados, como la energía o las materias primas, y ello 'reduce los costes y tiene un efecto positivo en la inflación'.

 

 

 

'Un euro más fuerte', añadió, 'al final nos va a dar una economía con un equilibrio mejor sobre bases más sanas que las de la situación actual'.

 

 

 

El euro bajó ayer por la mañana, tras conocerse la caída de la confianza empresarial en Alemania, pero volvió a subir cuando se hizo público el descenso en el índice de confianza de los consumidores de EE UU. El BCE fijó el tipo de cambio oficial en 0,9712 dólares, frente a los 0,9781 del miércoles.

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