De la revolución rusa a la Inglaterra victoriana
'El acorazado Potemkin', una pieza maestra para el desarrollo del cine, y 'Oliver Twist', fiel adaptación de la novela de Dickens, hoy con Cinco Días
Un cochecito de niño se precipita por los 192 peldaños de la escalinata que conduce al puerto de Odessa mientras el ejército de Nicolás II reprime a las masas que participaban en la revuelta de mayo de 1905. Al parecer, Sergei Eisenstein (Riga, Letonia, 1898-Moscú, 1948) tuvo la inspiración de la memorable escena de El acorazado Potemkin mientras comía cerezas en lo alto de la gran escalinata de Odessa, observando como caían los huesos por ella. Esta pieza clave del celuloide es, junto con Oliver Twist, la segunda entrega de la colección Obras Maestras del Cine Clásico que se vende todos los sábados conjuntamente con Cinco Días.
El acorazado Potemkin narra un suceso real: el motín de la tripulación del Potemkin -sometida a duras condiciones de vida, estalla con el intento de los oficiales de darles a comer carne podrida-, que prendió la mecha de la revolución rusa.
En tiempos de la revolución soviética, el cine fue un inestimable medio de propaganda en un país que contaba con una mayoría de población analfabeta. Surgió así una generación de vanguardia, con Eisenstein a la cabeza. El acorazado Potemkin, que conmemoraba el 20 aniversario de la revolución, fue su segunda película. Su gran aportación al cine mundial fue el montaje, al que Eisenstein otorgó un valor metafórico, como la célebre secuencia de la escalinata, una de las más conocidas de la historia del cine y homenajeada en 1987 por Briam de Palma en Los intocables de Elliot Ness.
Oliver Twist también fue la segunda película de David Lean (1908-1991). También, su segunda adaptación de una novela de Charles Dickens tras Cadenas rotas (adaptación de Grandes esperanzas) y segunda película como actor para Alec Guinness, al que descubrió y con el que iniciaría una estrecha colaboración (Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, El puente sobre el río Kwai).
En Oliver Twist, Lean supo captar el espíritu de la historia dickensiana. La película recrea la sociedad victoriana de la Inglaterra del siglo XIX sin escatimar un fotograma a la miseria, desdicha y crueldad. Uno de los puntos fuertes de la adaptación es la magistral fotografía de Guy Green, con el que el cineasta británico ya había trabajado en Cadenas rotas.
Una mujer da a luz en un orfanato a un niño (Oliver Twist) y poco después muere. La infancia de Oliver es calamitosa. Tras ser vendido a un constructor de ataúdes, se escapa a Londres, donde se integrará en una banda de ladronzuelos dirigidos por Fagin / Guinness.
La película se estrenó en 1948, bajo el paraguas de la Metro Goldwyn Mayer, un año en el que el Oscar a la mejor película fue para el Hamlet de Lawrence Olivier.
Su primera etapa de reconstrucción de época y dramas de corte intimista dio paso a superproducciones de elevado presupuesto como Doctor Zhivago o El puente sobre el río Kwai. Entre sus obras maestras, destaca Lawrence de Arabia. Su legado sigue vivo en muchos directores, como Steven Spielberg admirador confeso de Lean.