Septiembre deja de ser referencia
Un importante número de compañías emblemáticas, también de índices bursátiles, registran precios por debajo de los mínimos del 21 de septiembre. Algunos observadores creyeron, semanas después de los atentados terroristas en Estados Unidos, que tan tristes sucesos servirían de revulsivo para unos mercados de acciones que hacían agua por todas partes antes de los mismos.
Así fue. Pero las Bolsas, como siempre, sobrerreaccionaron ante esta creencia y recuperaron a mediados de noviembre gran parte de las pérdidas achacadas a los atentados. En noviembre se produce un frenazo en seco a las mejoras y a partir de entonces todo ha sido un vía crucis a la búsqueda de noticias suficientes que acrediten vigor en las cifras económicas de Estados Unidos y de Europa.
A las puertas del final del primer semestre del año, el sentimiento es que la economía salió de la recesión, si es que la hubo en algún momento, con menos vigor de lo esperado. O si se prefiere, que la recesión ha sido tan suave que no se ha producido como tal, sino más bien un enfriamiento en las cifras de actividad de antaño.
Con estos mimbres resulta muy difícil hacer una cesta capaz de aguantar el peso de unos mercados de acciones, que hoy, como antaño, siguen sobrevalorados, principalmente los estadounidenses. Es más, las advertencias sobre resultados que tanto se prodigan en los últimos días conducen a un camino muy parecido al actual, porque no mejoran las valoraciones.
Septiembre, así, ha dejado de ser la referencia para los mercados de acciones. Sólo queda el apunte anecdótico de que esta o aquella empresa, este o aquel índice está por debajo de los niveles de entonces. Septiembre supuso, dicen ahora los expertos, la aceleración, en una primera fase, de un movimiento a la baja que ya existía.