El brandy de Jerez, contra el magnate filipino Tan
En el mercado filipino se comercializa desde hace meses un brandy bajo la marca Barcelona, cuya botella se ilustra con la foto de un torero entrando a matar y con un precio seis veces más barato que el que ofrecen las bodegas jerezanas en ese país.
El lanzamiento se apoya en una intensa campaña comercial en televisión, prensa y vallas. Filipinas es el primer destino de las exportaciones del brandy jerezano, por delante de México.
El problema para el Consejo Regulador del Brandy de Jerez es que esa bebida no ha salido de ninguna bodega española, sino que es obra del magnate filipino Lucio Tan, uno de los hombres más poderosos del país asiático.
Tan es dueño de la línea aérea Philippine Airlines, las destilerías de ron Tanduay (la marca líder de esa bebida en el país), las granjas Foremost, el banco Allied o el hotel Century Park, entre otras compañías.
Según el director general del consejo regulador, Ricardo Rebuelta, el producto que ha lanzado al mercado el magnate filipino vulnera casi todas las legislaciones posibles, tanto en el país asiático como fuera de él.
Para empezar, según Rebuelta, la bebida de Tan no es brandy debido a que no procede del vino sino de la caña de azúcar, utiliza colorantes prohibidos para el brandy, no tiene el coeficiente no alcohólico (nivel de presencia de sustancias volátiles, que debe ser al menos de 125 gramos por hectolitro) adecuado, no cuenta con el permiso del Ayuntamiento de Barcelona para usar su nombre, usurpa la imagen de España al citar el origen del producto y, finalmente, garantiza en su contraetiqueta que ha sido elaborado bajo licencia de la destilería británica London-Birmingham Destillers. Esta empresa, según Rebuelta, fue fundada por el propio Tan con una libra esterlina como capital social.
Según Rebuelta, algunas de esas presuntas infracciones burlan también la legislación filipina, especialmente en lo referente a garantizar que el licor procede del vino. La ley de protección al consumidor también indica que 'se procederá contra prácticas engañosas, falsas e inmorales'. Los responsables del Consejo del Brandy se pusieron manos a la obra en cuanto salió al mercado el producto, a un precio de 54 pesos filipinos (1,14 euros), seis veces menor que el que alcanzan en ese mercado las botellas de brandy de Jerez. Baste señalar que una botella de la marca Fundador cuesta 300 pesos (6,33 euros) en Filipinas.
El consejo regulador ha denunciado el caso ante el Ministerio de Industria filipino. Pero, según Rebuelta, las autoridades del país no han hecho más que dilatar su respuesta con un escueto 'se investigará'.
La situación ha provocado la intervención del Gobierno español. Tanto la agregaduría comercial de la embajada española en Filipinas como la propia Secretaría de Estado de Comercio han planteado sus quejas ante el Ministerio de Industria del país asiático, sin resultados por ahora.
El Consejo Regulador del Brandy de Jerez ha anunciado que va a proceder judicialmente contra Tan. Teme que el Gobierno local se esté manteniendo deliberadamente al margen del conflicto debido al 'fuerte poder' en el país del magnate. Los servicios jurídicos del Consejo del Brandy ya están intentando localizar bufetes de abogados del mayor prestigio en Filipinas. Pero los comienzos de esta aventura no han podido ser menos prometedores.
El despacho más prestigioso del país, según Rebuelta, ha declinado hacerse cargo de la defensa del Consejo Regulador del Brandy de Jerez. 'Lucio Tan es cliente nuestro' fue la respuesta.
Portavoces de la embajada de Filipinas en Madrid afirman que no pueden comentar nada sobre este conflicto debido a que las autoridades del país asiático no han remitido ningún comunicado oficial a la embajada.