Los productores de alimentos se quejan del tirón de los precios
Los precios al consumo de los alimentos volvieron a crecer en mayo un 0,4% y ya acumulan una subida de un 1,9% en 2002 y de un 4,7% en 12 meses. Los agricultores culpan de la inflación al comercio, en lo que coincide Agricultura. En algunos productos los márgenes comerciales de los detallistas se han disparado hasta el 600% (melocotón).
Una vez más, como ocurre cada vez que se publica el índice de precios de consumo (IPC) con resultados inflacionistas en el grupo de la alimentación, los agricultores se afanan en despejar los comentarios que les señalan como responsables directos del crecimiento de los precios.
Esta vez les ha salido un aliado, el Ministerio de Agricultura, que sostiene en los comentarios relativos al Observatorio de Precios que 'la distribución cuenta con mayor capacidad de maniobra [que los productores] para influir en la determinación de los precios', y que 'los márgenes comerciales tienden a ser más elevados cuanto más bajo es el precio del producto primario' y por último, que 'esta práctica es de carácter grave en algunos productos'.
A este debate ha aportado también Coag un pequeño estudio en el que demuestra que el melocotón está siendo pagado por los consumidores un 600% más caro que lo que recibe el agricultor: dice esta organización que los compradores pagan de media 2 euros por kilo cuando los productores no perciben más que 0,35 euros por kilo.
Agricultura acusa
El Ministerio de Agricultura ha analizado con los mismos parámetros y con similares resultados otros alimentos. Por ejemplo, la patata. En los cinco primeros meses de 2000, el precio en origen fue de 11,4 euros cada 100 kilos, mientras que el precio final era de 43,2 euros. 'El margen comercial de la distribución fue', dice el ministerio, 'del 282%'.
Lo mismo ocurrió en los primeros cinco meses del presente año. De 18,1 euros en origen pasó a 55 euros en consumo. Un 204% más. Lo mismo ocurre con el aceite. Los precios en origen han caído un 13% desde enero de 2002, mientras que el IPC de abril muestra un crecimiento del precio de esta grasa de un 6,7% y una tasa interanual del 19,7% (sin contar datos de mayo).
La carne de vacuno, en plena crisis de las vacas locas, tampoco sufrió una caída de los precios finales; es más, su índice creció en 2001 un 5,6%, mientras que las cantidades percibidas por los ganaderos cayeron un 15% de media con respecto a otros años normales.
Por último, las rúbricas correspondientes a las legumbres y las frutas y hortalizas experimentaron crecimientos de sus índices en un 21,6% y un 11,1% interanuales, respectivamente. Pues bien, otra cosa ocurrió en el campo, que acusó adversas condiciones climáticas que desajustaron los precios. Por ejemplo, la bajada de precios mayoristas experimentada por el fresón de un 32% fue contestada por una subida de un 3% en el sector detallista.
A partir de tales datos, el profesor de Economía Agraria de la Universidad Autónoma de Madrid, Jesús Regidor, sostiene que 'la inflación, financiada por todos los consumidores, puede ser sinónimo de beneficios extraordinarios para ciertas empresas', y que 'el mantenimiento de los márgenes de beneficio de la distribución alimentaria estaría contribuyendo a la elevación de los precios'.