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Estrategia Empresarial
Tribuna
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Adivinar la reacción de los otros

La teoría de juegos ha acercado la teoría económica de la empresa a los empresarios. Por mucho tiempo hubo un extrañamiento o lejanía entre empresarios y economistas, porque parecían hablar distintas lenguas cuando se referían a la empresa. En la economía neoclásica y su modelo de equilibrio general en competencia perfecta, la empresa es una especie de caja negra en la que entran factores de producción y de una manera misteriosa y desconocida salen productos.

Un supuesto esencial del modelo es que las empresas son pequeñas, cada una individualmente no puede afectar el precio del mercado o industria, el producto es homogéneo (no hay diversificación del producto ni 'nichos' ni cosas de ésas), además hay perfecta libertad de entrar y salir (sin grandes costos) del mercado, que es perfectamente contestable (expuesto a la competencia de externos).

El empresario, gerente o quien esté al frente de esas cajas negras, no tiene más que hacer dos cosas: elegir la tecnología adecuada, tarea fácil, porque se supone que tiene conocimiento pleno de las alternativas tecnológicas existentes y de la manera de usarlas, y ajustar el volumen de producción hasta que el coste marginal sea igual al precio en el corto plazo y también al coste medio en el largo.

Con estos supuestos la función del empresario queda reducida a adoptar mecánicamente las reglas para maximizar el beneficio y minimizar los costes. Lo que pase dentro de las cajas negras no es de la incumbencia del economista, como no lo son los posibles problemas en la administración y uso de los factores de producción, uno de los cuales es el trabajo de seres humanos. Lo que hagan otras empresas ni preocupa ni interesa, porque todas tienen que hacer lo mismo para mantenerse en el mercado.

Naturalmente la experiencia que tienen los empresarios reales en el manejo de sus empresas no se parece en nada a este mundo ideal del modelo neoclásico. Esta competencia es como un bien público que las autoridades tienen que preservar. De ahí viene lo de la 'defensa de la competencia'. La experiencia de la competencia que tienen los empresarios es bien distinta. Para ellos es más bien una lucha constante entre la necesidad de crecer y la de evitar que las otras les arrebaten mercado.

Este antagonismo entre empresas no se parece en nada a la competencia idílica del modelo neoclásico. En este contexto, el comportamiento del empresario no puede ser mecánico, sino que tiene que tener en cuenta lo que hacen las otras empresas y, sobre todo, cómo reaccionarán a sus movimientos. El empresario tiene que tratar de adivinar estas reacciones y prevenirlas para tomar sus propias decisiones. Así como decidir que tiene que hacer él para que los adversarios hagan tal o cual movimiento que le favorece. Esto es estrategia.

Ya estamos lejos de la plácida competencia perfecta, en medio de un mundo en que los términos militares de estrategia, relaciones de fuerza (por lo menos mental), victoria y derrota son los términos habituales. La teoría de los juegos es un aporte teórico que ayuda a los empresarios a moverse en el campo de la estrategia.

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