_
_
_
_
Secretos de despacho
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Un encierro para Miura

El propietario de la ganadería de reses bravas y presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, Eduardo Miura, señala que el mejor lugar para trabajar es el campo y que no le gusta estar entre cuatro paredes, pese a estar decoradas con fotos taurinas

Siempre por detrás de usted'. Eduardo Miura es de esos hombres galantes que dicen este tipo de frases cuando ceden el paso. Es sevillano, tiene 60 años, la piel curtida por el campo y dirige junto a su hermano Antonio la ganadería de toros bravos Miura, que data de 1842. Desde el pasado mes de marzo, preside la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Pero lo peor que le puede ocurrir a un Miura es estar encerrado entre cuatro paredes, a pesar de que estos cargos le hagan pasar, 'de vez en cuando', por sus despachos, pues tiene uno en Madrid y otro en Sevilla. Sólo está a gusto en el campo. 'Es el mejor despacho, donde más libre me siento. Desgraciadamente y debido a los papeles y a todas las normativas que hay que cumplir, me tengo que encerrar entre cuatro paredes'.

De lo que se preocupa este hombre, acostumbrado a todo el espectáculo que encierra la fiesta taurina, es de dejar claro que con lo que más disfruta es con la vida sencilla. 'A mí me gusta, y eso lo hemos cumplido todos los Miura, pasar desapercibido. No nos gusta llamar la atención, preferimos estar en la sombra'. En este tono, califica su despacho de modesto. Una mesa y un repertorio de fotografías de sus antepasados, todos vinculados al mundo de la ganadería, de toros, de carteles, de la Virgen de la Macarena -'mi familia siempre ha estado ligada a esta Hermandad'-. Sobre la mesa, una fotografía de la que se siente orgulloso, de su mujer. 'Sin ella, nada sería posible'. De él sólo tiene un retrato con su hijo de 13 años, Eduardo IV, como él lo denomina, que seguirá con la saga ganadera.

La continuidad de esta ganadería es algo que no preocupa a los Miura. Ellos siempre han tenido claro que era el destino el que los había puesto al cuidado de reses bravas. 'Cuando nací en esta familia, ya sabía a lo que me iba a dedicar. En mi familia no nos planteamos dedicarnos a otra cosa que a la ganadería. Por eso nos preparamos para el día de mañana y ahora lo hacemos con mi hijo, para que continúe con ella'.

Añade que para dedicarse al negocio ganadero -él tiene 600 cabezas- o a cualquier otro hay que tener afición y cariño a la profesión. 'Yo soy muy afortunado porque combino el trabajo con mi afición preferida. A mí no me cuesta trabajo estar en el campo'. Y asegura que se trata de un sector muy particular, en el que el trato personal y la dedicación exclusiva, sin estar pendiente del reloj, son claves para el éxito. 'Mi hermano y yo paramos cuando paramos, pero siempre hay uno de guardia. No podemos dejarlo un momento. Eso es lo que me han enseñado mis antecesores y no sé hacerlo de otra manera'.

Eduardo Miura quiere aprovechar para romper una lanza en favor de los ganaderos, ante las críticas que llueven últimamente sobre la calidad de los toros. 'Siempre se habla de la crisis del teatro, pues con los toros pasa igual. Siempre se habla de la crisis de las ganaderías, pero al toro nadie lo puede controlar. Es un animal y como tal reacciona de manera imprevisible'. Agrega que 'ni las ganaderías estamos tan mal como se dice ni tan bien como decimos nosotros'. A los detractores de la fiesta nacional, Miura los comprende porque 'se trata de un espectáculo duro, único, en el que aunque parece que el toro es el que se cae, es el torero el que se juega la vida'. Aún hay más. 'No niego que en esa batalla el toro sienta dolor. Habrá toros que sufran más que otros, como hay toreros que cuando van a la enfermería ni se enteran y otros lo pasan mal. Todo es relativo'. Entre sus aficiones, además de la taurina, se encuentra el arte, la lectura de temas sobre la historia de España y las biografías. 'Me gusta saber de la personalidad de otras personas importantes que han hecho historia'.

Los números, en la cabeza

 

Eduardo Miura trabaja con ordenador, aunque reconoce que no le hace falta. 'Llevo los números del negocio, que por otro lado es tan pequeño, en la cabeza'. Y asegura que lo mismo su hermano Antonio que él llevan la cuenta de resultados en la memoria. 'Sabemos en todo momento lo que ganamos y lo que perdemos'.

 

 

 

 

 

 

 

Pero como el mundo de los toros no está reñido con los avances tecnológicos, utiliza como herramienta de trabajo el ordenador. 'Hay que adaptarse a los tiempos y no queda otro remedio que trabajar de esta manera, pero no me gusta trabajar mucho con el ordenador. No me entiendo con estas máquinas'. Prefiere manejar seres vivos.

Archivado En

_
_