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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El estreno del nuevo móvil

El sábado pasado se estrenó oficialmente el nuevo móvil multimedia en España, conocido como UMTS, pero nadie lo notó. El debú se ha efectuado sin que la tecnología esté efectivamente disponible, con la red sin desarrollar y sin los aparatos telefónicos adecuados. Es decir, sin la posibilidad real de que haya clientes, algo que no cambiará al menos hasta bien entrado 2003. Y todo ello teniendo en cuenta que la fecha inicialmente propuesta para la entrada en funcionamiento de este servicio ya ha sido aplazada una vez. En la agenda del Ministerio de Ciencia y Tecnología, la fecha inicial prevista era el 1 de agosto de 2001.

Este empeño gubernamental en ir a la cabeza de Europa en la implantación de esta tecnología ha generado fuertes críticas por parte del sector, que le achaca ir a un ritmo fuera de la realidad, ignorando el tiempo de desarrollo de una novedad del calado de la implantación del UMTS, y que ha colocado a algunas empresas, especialmente a Xfera, en situación muy complicada. De hecho, el Ejecutivo ha decidido relajar algunas de las exigencias previstas en un principio para que todas las operadoras inmersas en el proceso puedan continuar en él. En cualquier caso, no es desdeñable que al menos haya un primer marco de referencia legal para el futuro de lo que sin duda será un negocio de peso en los próximos años.

La crítica que apunta a la precipitación de la titular del departamento, Anna Birulés, en el caso del nuevo móvil multimedia se repite en la nueva televisión digital. Desde el pasado 3 de abril, España cuenta con cinco canales comerciales que emiten con la nueva tecnología. Pero nadie puede disfrutarla, porque no hay televisores definitivamente adaptados para ella. Además, los canales que han obtenido nuevas licencias para entrar en este mercado están teniendo muchas más dificultades de las previstas para ponerse en marcha.

Esta implantación virtual de dos tecnologías de futuro sólo es un ejemplo del mar de fondo existente entre gran parte del empresariado relacionado con el mundo de las telecomunicaciones español y el modelo implantado desde la Administración. Uno de los reproches que con más insistencia se escucha es que la liberalización del sector ha sido un fiasco. Telefónica continúa controlando más del 90% del mercado y los intentos por hacerle competencia se cuentan por fracasos.

Ello ha provocado una auténtica oleada de reclamaciones, algunas de ellas capitaneadas por la propia CEOE o por Astel, la patronal de las nuevas operadoras. Uno de sus asociados, Retevisión, detalló incluso un conjunto de propuestas que suponen una auténtica voladura del actual modelo. De todas ellas, la más llamativa es la de establecer un sistema de cuotas máximas para tratar de contener el control de Telefónica. Acertadas o no, estas propuestas ponen de nuevo sobre la mesa el debate sobre cómo ha de ser el sector de las telecomunicaciones español en el futuro.

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