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Metales

El oro sube un 17% desde enero por la incertidumbre inversora

El precio de la onza de oro ha subido un 17% en lo que va de año y ayer superó los 324,6 dólares, a pesar de que algunos inversores optaron por realizar beneficios después de que el pasado miércoles se alcanzó una cotización de 327,05 dólares (el nivel más alto en cuatro años y medio).

El metal precioso vuelve a convertirse en refugio favorito de los inversores, que no tienen claro dónde poner su dinero en un momento en el que crece la tensión bélica entre India y Pakistán, al tiempo que se mantienen la crisis de Oriente Próximo y la guerra en Afganistán. Mientras, las tres mayores economías del mundo presentan un pronóstico reservado.

Europa crece, pero a un ritmo inferior a las ya modestísimas previsiones. Japón espera salir pronto de la recesión, pero el despegue del yen amenaza con dañar sus exportaciones y descarrilar la tímida recuperación.

Cambio de activos

Estados Unidos afronta desequilibrios externos e internos que los analistas consideran insostenibles a medio plazo (el déficit por cuenta corriente representa ya un 4% del PIB y el presupuesto ha entrado en números rojos).

Además, los inversores dudan sobre la fortaleza de la recuperación económica norteamericana y muchos empiezan a mostrar su decepción con los retornos obtenidos en este país liquidando sus inversiones en dólares para llevarse el dinero a otros mercados o, a juzgar por los precios alcanzados, invertirlo en onzas de oro.

Una mejora impulsada por las exportaciones

 

 

La actividad exterior representa un 16% de la economía europea y todos los expertos coinciden en que, sin el empuje de las exportaciones, el PIB de la zona euro habría vuelto a contraerse en el primer trimestre del año.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las exportaciones crecieron un 0,9% intertrimestral en el periodo de enero a marzo, mientras que las importaciones cayeron un 1,1%. Según Credit Suisse First Boston (CSFB), ello confirma que 'el ímpetu para el crecimiento de la región sigue siendo externo'. Mientras, 'tanto el consumo de los hogares como la inversión se contrajeron, restando un 0,1% al crecimiento trimestral'.

 

 

 

 

 

 

 

Además, las inversiones cayeron un 0,7% (tras reducirse un 0,5% en el cuarto trimestre de 2001). Y el conjunto de la demanda doméstica bajó por tercer trimestre consecutivo.

 

 

 

 

 

 

 

CSFB cree que la demanda privada se reactivará en los próximos meses, conforme se modera la inflación. Pero avisa que 'el temor al desempleo seguirá actuando como factor de contracción' de la demanda.

 

 

 

 

 

 

 

BNP Paribas también destacó la debilidad de la demanda doméstica (el gasto público fue el único que registró crecimiento) y la aportación de la actividad exterior al crecimiento de la región. Según sus analistas, los últimos datos colocan al BCE en un difícil dilema: el crecimiento es demasiado débil como para aconsejar una subida de tipos y, sin embargo, cada vez parece más difícil cumplir el objetivo de IPC.

 

 

 

 

 

 

 

A ello se suma una nueva amenaza: que el acelerado repunte del euro frente al dólar dañe la competitividad europea y frene las exportaciones antes de que la economía de los Doce se haya afianzado.

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