Gibraltar, última colonia
La semana pasada, los primeros ministros del Reino Unido y España se reunieron en Londres para resolver el futuro de Gibraltar, la colonia más antigua de Europa (...). Dado que las etiquetas políticas no siempre significan lo que parece, evite la tentación de horrorizarse ante la mera mención de la palabra colonia.
Gibraltar sólo tiene sentido si se mira (...) hasta el origen de la pasión de sus habitantes (...). Los gibraltareños (...), en lugar de buscar la independencia de la metrópoli, desean seguir siendo colonia (...). Se les está preguntando: '¿Por qué os preocupáis tanto por vuestra nacionalidad?'. 'Por la misma razón que lo haría alguien de Manchester o de las islas Falklands [Malvinas]', responden. (...) Aparte de eso, tienen razón al seguir temiendo a España. Hace poco, el ministro de Exteriores, Josep Piqué, hacía declaraciones que dejaban claro el desprecio con el que España les observa (...), 'irrelevantes en cuanto a la soberanía, porque se trata de un problema de territorio, no de población (...)'. España es la democracia más nueva e inmadura de Europa Occidental y su actitud hacia Gibraltar debería bastar para que cesase el debate sobre la Roca (...).