Las 'telecos', sin rumbo
Las teleoperadoras precisan de un esquema de financiación de las inversiones que se caracteriza por la necesidad de márgenes operativos muy elevados, ligados a una necesidad de inversión sobre ingresos también muy elevada (del 20%-25%), la más alta de todos los sectores de la economía (cuya media está en el 7%-8%). Es un sector que necesita una alta rentabilidad para financiar sus elevadas inversiones, pero la mayoría de las operadoras alternativas no es que tengan un bajo Ebitda sobre los ingresos, como es el caso de Retevisión o Telecable, inferior al 10%, sino que el resto lo tienen negativo.
La otra posibilidad de financiar la inversión a través de endeudamiento está limitada para las operadoras consolidadas, por una relación del endeudamiento con el Ebitda de un máximo de 2-2,5 veces, ya que a partir de estos limites empiezan a estar penalizadas por menores valoraciones de las agencias de rating. Ello supone tipos de interés más elevados y mayores dificultades para obtener créditos.
El problema es que las inversiones del conjunto de las operadoras alternativas fijas superaron 3.000 millones de euros en 2001, y tuvieron globalmente un Ebitda negativo,. Si bien al ser operadoras de reciente creación se puede justificar en cierta medida, lo malo es que no se vislumbra perspectiva de salida a medio plazo para la mayoría, porque en esta crisis, si no se tiene liquidez o un fuerte respaldo de las instituciones financieras, que cada vez es más limitado, o se forma parte de un proyecto político, como Euskaltel y el Gobierno vasco, el futuro es complicado.
La única solución que tienen las empresas es continuar con los ajustes. Primero de empleo, algo que todas están llevando a cabo. Y, después, reduciendo al máximo las inversiones y continuando con la venta de activos, lo que prácticamente todas las empresas del sector están haciendo. Esta política de ajuste que se inició en 2001 probablemente seguirá en 2003 y 2004.
Si no fuera porque muchos Estados europeos mantienen elevadas proporciones de capital en las operadoras de sus países, posiblemente veríamos a corto plazo alguna impresionante suspensión de pagos, porque nadie quiere invertir en empresas poco rentables y altamente endeudadas, el modelo que han definido para las telecomunicaciones fijas los Gobiernos y reguladores europeos. El endeudamiento del Grupo Telefónica es relativamente bajo comparado con el resto, pero tampoco le permite un gran margen de actuación.
El ajuste del sector se vería notablemente amortiguado si se produjera una expansión bursátil de los valores de las empresas, lo que les permitiría sacar a Bolsa parte de sus activos y sanear los balances más rápidamente, lo cual de momento no parece muy probable.
La inestabilidad jurídica provocada por los cambios continuos de la regulación han contribuido a convertir a un sector con grandes expectativas en otro problemático. La regulación debería definir un modelo con posibilidades de futuro. Casi nadie parece saber hoy hacia dónde se quiere ir. Todo se decide según sople el viento de la política o de la presión de los medios de comunicación. Y los móviles, que están funcionando bien sin la regulación, serán atacados próximamente, porque no se puede permitir que los mercados funcionen bien sin su intervención.
El modelo de telecomunicaciones fijas definido por el Gobierno y el organismo regulador, basado en fuertes bajadas de precios, negativa o baja rentabilidad e inestabilidad jurídica, sobre un telón de fondo de fuerte endeudamiento, sólo puede conducir a que cada vez desaparezcan mas empresas.