Nueva 'Econosuya'
La adolescencia ha sido siempre edad de picardía obligada, máxime para quienes vivimos tiempos de ausencia de libertad o etapas de transición hacia ella. Y si hay una gracia de esas que estaban permanentemente en boca de los adolescentes de aquella histórica época, es la que hacía referencia a una católica apostólica y romana (monja según qué versión) a la que recogía en autoestop un seminarista adolescente con el carnet recién obtenido. Cuando la falda de la autoestopista se entreabría, nuestro conductor adolescente (y seminarista) tocaba varias veces la pierna desnuda de su eventual acompañante, quien reiteradamente le recordaba el Salmo 129, a lo que el seminarista respondía apartando la mano. Llegados al destino, el joven seminarista buscaba con ansiedad el Salmo 129, que casualmente es aquel que dice: 'Seguid buscando y allí arriba encontraréis la Gloria'.
La moraleja era que siempre hay que estar bien informado, para no perder grandes oportunidades. Este espíritu es el que anima sin duda la sociedad de la información, porque permite que cualquier inversor de a pie tenga casi idéntico acceso a información otrora restringida a las clases pudientes y círculos privilegiados.
En la primera fase, los poderes establecidos se hartaron de difundir rumores inconsistentes sobre el peligro de hacer caso a lo que aparecía en la Red, ante la indefensión de quien leía para confirmar la procedencia de la noticia o, incluso, la personalidad de quien decía firmar la información, de quien hacía el papel periodístico de intermediario entre la fuente y el lector. Pero parece que esa fase ha sido ya superada, toda vez que el mundo real se ha contagiado por completo de los males del virtual, superando no su virtud, sino sus defectos. La moda de que las entrevistas sean hechas por imitadores de periodistas, o de que periodistas televisivos pongan al descubierto vergüenzas varias haciéndose pasar por quienes no son, pondrá sin duda pronto en alerta a todo famoso o ciudadano normal sobre la conveniencia de no fiarse ni de su padre, y mucho menos de un representante de los medios. Algo que cualquier usuario de Internet, formado e informado, sabe desde hace tiempo y tiene muy en cuenta. No vaya a ser que la jovencita rubia de 18 primaveras con la que se cree chateando se convierta en un fornido leñador de 40 con problemas psiquiátricos.
Ahora estamos en una segunda fase en la que se juega la clasificación para la siguiente ronda todo el equipo. El ser o no ser va a depender de que las reglas de juego sean claras y los jueces juzguen e intervengan en todos los casos por igual. Y en el mundo bursátil español hay un juez (la CNMV) que sale bastante mal parado, día sí, día también, en todo foro de Internet que se precie.
Lo extraño es que las empresas cotizadas no pongan a caldo a los responsables de esa comisión, porque tarde o temprano ellas serán las perjudicadas. ¿O acaso no son número creciente quienes acuden al Nasdaq abandonando nuestro Nuevo Mercado? Nadie saldrá a jugar una liga de segunda, pudiendo hacerlo en una donde los árbitros son internacionales, serios y más rigurosos que los locales. Esta es la fase en que la nueva economía deja de ser, como lo era la vieja, Econosuya. Una fase en que debemos acostumbrarnos a vivir con la volatilidad que crea a nivel mundial un simple paquete abandonado en el Puente de Brooklyn. Pero más volátil es Internet, y no digamos la vida.