Casas rurales, un negocio de dudosa rentabilidad
El turismo rural está en pleno desarrollo. Más de 130.000 viajeros utilizaron este tipo de establecimientos en marzo, coincidiendo con la Semana Santa, y efectuaron 334.519 pernoctaciones, casi un 60% más que en el mismo periodo de 2001, según la encuesta de ocupación en alojamientos de turismo rural (EOTR) hecha pública por el Instituto Nacional de Estadística.
En España existen 6.000 casas rurales en torno a las cuales se mueve un negocio de 240 millones de euros, que crece a un ritmo anual del 14,2%, según la Asociación Nacional de Turismo Rural. Pese a que la actividad goza de buena salud, al mantenerse al margen de la ralentización del sector turístico, no es oro todo lo que reluce. Muchos propietarios que explotan estas casas dudan de si el negocio es rentable y consideran, en la mayoría de los casos, que es una actividad secundaria y complementaria a la que tienen.
'Si todo va bien y la tasa de ocupación es alta en todas las temporadas, los ingresos medios por la explotación de una casa rural pueden alcanzar 36.060 euros brutos anuales', dice María Garrido, secretaria de profesión, quien heredó una casa cerca de la Alpujarra (Granada). Decidió reconstruirla y explotarla a largo plazo e invirtió cerca de 120.000 euros, de los cuales el 30% fue subvencionado por el Estado. También cree que para que su negocio marche bien sería necesaria una mayor promoción de su establecimiento. En este asunto, siente que 'no está respaldada por las autoridades'.
La rentabilidad de este negocio turístico varía en función del tipo y lugar donde está situado el hotel rural (cerca de la montaña, de la costa o de parques naturales). Los expertos del sector señalan que la inversión realizada 'se puede recuperar en 10 años'. En general, las casas rurales suelen estar situadas en pueblos y son edificaciones con una tipología arquitectónica propia de la zona.
Los precios de las estancias varían dependiendo de la categoría que establecen las autoridades públicas, aunque la tarifa de un establecimiento de este tipo oscila entre 15 y 30 euros por persona y noche.
Distintas normas
Cada comunidad cuenta con diferentes normativas y, por tanto, distintas exigencias para calificar el negocio. Pero, en general, el interesado debe darse de alta ante la Consejería de Turismo previo pago de unos avales para legalizar la situación. Después, un inspector revisará el negocio para comprobar que cumple con los requisitos de higiene, servicios, características de localización, longitud de las habitaciones, etcétera.
Vicente Sánchez Herrero, presidente de la Asociación Nacional de Turismo Rural, explica que uno de los problemas que sufre el sector es la alta estacionalidad. 'La gente utiliza los puentes y las vacaciones cortas (Navidad y Semana Santa) para hacer este tipo de turismo. Esto significa que el negocio no es constante y depende mucho de la ocupación de unos pocos días al año'.
Paco y Amalia acaban de comprar una casa en Valverde del Fresno en la Sierra de Gata (Cáceres), una zona que comienza a descubrirse. La casa, que está situada cerca de la reserva natural de la Sierra da Malcata en Portugal, contará con cuatro habitaciones y un pequeño apartamento independiente. Actualmente la están rehabilitando y encuentran algunos problemas.
Ambos están de acuerdo que el negocio no da para vivir, sino que es un complemento a su trabajo. Además, creen que todo es especialmente lento, precisamente porque la información y los trámites que tienen que recibir de los organismos públicos están demasiado centralizados en la capital de cada autonomía. 'Se pierde mucho tiempo en idas y venidas', añaden.
También existe cierta picaresca a la hora de beneficiarse de las ayudas. Para evitarlo, las autoridades han endurecido los requisitos para concederlas. 'Es necesario que el negocio haya estado en activo durante al menos dos años para que se haga efectivo el pago de la subvención', señalan en la federación de alojamientos rurales. Las ayudas procedentes de los programas europeos Leader son diferentes en cada comunidad autonómica.
Así, los negocios de turismo rural que se abran en Galicia, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Murcia, Valencia y Canarias pueden conseguir ayudas hasta del 54% de la inversión, mientras que en Cataluña, País vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña no recibirán más del 30% desembolsado.
Otra de las sombras del negocio de turismo rural es la cantidad de establecimientos ilegales que existen en España. A juicio de Sánchez Herrero, 'la falta de control de estos establecimientos tira por tierra la imagen de calidad que diariamente trabajamos los interesados'.