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El debate fiscal sobre el IRPF

Gobierno y PSOE pugnan por mejorar la progresividad y las rentas del trabajo

Propone una mejora sustancial de las rentas del trabajo, en detrimento de las de capital, y una mayor simplificación del impuesto que libere fondos para perseguir el fraude.

El Gobierno y el principal partido la oposición pugnan estos días por un nueva reforma del IRPF que modernice su estructura y rebaje la tributación a los contribuyentes sin dañar la progresividad del impuesto y la recaudación.

Ambos han anunciado medidas para mejorar el trato de las rentas del trabajo y fomentar la neutralidad del ahorro, pero con caminos diferentes. El Gobierno prefiere prolongar la senda iniciada con la reforma de 1999, aumentando las deducciones por personas a cargo, ya sean ascendientes, descendientes o discapacitados, y con independencia del nivel de renta del contribuyente. La reforma, que entrará en vigor en enero de 2003, prevé una mejora general de las rentas del capital y de las plusvalías generadas, con un apoyo a casi todos los instrumentos del ahorro. El ahorro estimado para los contribuyentes (coste recaudatorio para Hacienda) ronda 3.600 millones de euros, que sería absorbido sólo parcialmente con el aumento inducido en la recaudación de otros impuestos.

El PSOE, en cambio, parte de una concepción radical. Busca la sencillez del impuesto con la instauración de un impuesto con un tipo único, del entorno del 27%, que sería corregido con un tipo complementario (hasta el 40%-41%) para el 10% de los contribuyentes con ingresos más altos, a partir de un determinado nivel de renta, para dotarle de progresividad. Sus aportaciones se completan con la eliminación paulatina de las actuales deducciones en la base imponible, que reflejan, en su opinión, 'el clientelismo electoral' en el que está instaurado el PP, otorgando ventajas fiscales a determinados grupos de presión. A cambio, proponen deducciones en la cuota del impuesto, en función de las circunstancias personales y la vivienda, que reforzarían también la progresividad.

Las rentas del trabajo se verían favorecidas a cambio de un aumento en la tributación de las de capital, que se integrarían en la base imponible del impuesto. En el caso de actividades empresariales, la oferta socialista va más allá de la de Hacienda, sugiriendo la eliminación progresiva del sistema de módulos para las pymes, en vez de la fijación de más requisitos para formar parte del mismo. La alternativa socialista incide también en el establecimiento de gravamenes medioambientales, algo que está aún en ciernes en el sistema impositivo español. Los expertos propuestos por el PSOE estiman en sus simulaciones un coste recaudatorio global del entorno del 5%, respecto a la recaudación de 1999.

La reforma del PSOE, aún sin ultimar, sería una de las banderas electorales del partido de cara a las elecciones generales de 2004, para ser aplicada al año siguiente en caso de que ganase los comicios. La propuesta de los expertos socialistas, aún sin concretar, ya ha generado las primeras reacciones. Los expertos fiscales recelan del gravamen a las rentas de capital aunque consideran un avance seguir apostando por la reducción de tramos.

Mientras tanto, el Gobierno se ha apresurado a comentar sus efectos sobre el crecimiento. El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, dijo ayer que las tesis socialistas suponen un retroceso en la fiscalidad de las pymes, al endurecer la transmisión patrimonial, con lo que tendría 'efectos devastadores' para la creación de empleo. Desde Hacienda, se sugiere al PSOE a que defina mejor su propuesta antes de ofrecerla como alternativa al Gobierno.

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