Aznar propone que la presidencia de la UE dure de 2,5 a 5 años
Aznar defendió esa reforma en la conferencia sobre el futuro de la UE pronunciada en el Saint Antony's College de Oxford, donde propuso la libre circulación de sentencias firmes entre los socios comunitarios y abogó por ligar las ayudas a los países de origen de la inmigración ilegal a que colaboren en la solución del problema.
El presidente de turno de la UE defendió modificar el sistema de presidencias del Consejo Europeo, ya que el mecanismo semestral funciona 'con dificultades evidentes y será impracticable en el futuro'. Frente a ello, propone que el presidente del Consejo tenga un mandato más largo, de entre dos años y medio y cinco años, no ostente otra responsabilidad política en su país y haya ocupado previamente una jefatura de Estado o de Gobierno. 'No estoy pensando en nadie en especial (dijo Aznar), ni siquiera en el primer ministro Blair, y me mueve esencialmente a defender este nuevo sistema el buen funcionamiento del futuro de la Unión'.
Aznar propuso también que el elegido presidente del Consejo Europeo fuera auxiliado por un equipo formado por cinco o seis jefes de Estado o de Gobierno siguiendo un régimen rotatorio que representaría a un grupo de países encargados de presidir los consejos sectoriales.
Además, planteó reflexionar sobre la concesión al Consejo de la capacidad de disolver el Parlamento Europeo a iniciativa de la Comisión, institución que, dijo, debe seguir siendo 'el motor de la integración'. Tras recordar que todos los países avalan una rebaja en el número de comisarios europeos, advirtió que deben mantenerse los equilibrios básicos de la UE, entre ellos el geográfico, e idear un sistema en el que todos los Estados se identifiquen con sus decisiones.
Por ello, cree indispensable que el presidente y los miembros de la Comisión sigan siendo personalidades relevantes que gocen de una demostrada capacidad de liderazgo y experiencia.
Aznar también se refirió a las 'fisuras en el espacio interior de la UE, que están siendo aprovechadas por la inmigración ilegal y la criminalidad organizada, ante lo que defendió una política de asilo realista, un control de las fronteras exteriores de la UE para evitar 'avalanchas que degradan la dignidad de las personas' y un diálogo con los países origen de los inmigrantes para que colaboren en la solución del problema.
La reunión mantenida ayer en Londres entre el presidente del Gobierno español, José María Aznar, y su homólogo británico, Tony Blair, no logró ningún avance en las negociaciones sobre el futuro de Gibraltar. Sin embargo, pese a reconocer 'dificultades', ambos mandatarios insistieron en que las conversaciones seguirán en una atmósfera 'positiva y constructiva'. El ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Jack Straw, declaró en la mañana de ayer que no se alcanzará ningún acuerdo en soberanía compartida con España sin la aprobación de los gibraltareños en referéndum.