Un bazar en Contrapunto
El presidente del grupo publicitario, Pablo Alzugaray, trabaja rodeado de muchos objetos: un semáforo comprado en California, un archivador antiguo de papelería, un cuadro regalado por uno de los creativos de la agencia, dos pisapapeles en arcilla...
Empieza excusándose por no tener el despacho del típico ejecutivo de una agencia de publicidad. El lugar de trabajo de Pablo Alzugaray, argentino de 33 años y presidente del Grupo Contrapunto, tiene una mezcla de diseño y de mobiliario convencional. Una especie de bazar, donde tiene cabida los objetos más dispares: desde una reproducción en cartón piedra de Tintín a un semáforo californiano que compró en Santa Rosa, una enorme planta, un archivador antiguo de papelería, varios diccionarios, un televisor, un equipo de música, papeles apilados, libros, fotografías de su familia y varias caricaturas. Pero si hay algo a lo que le tiene verdadero cariño son unos pisapapeles de arcilla, regalo de sus hijos, y de un cuadro de arte abstracto, obra de Antonio Montero, uno de los creativos de la compañía, que intentó plasmar con la ayuda de los pinceles la personalidad de Alzugaray, 'en la parte de arriba ha pintado el cerebro, o lo que es lo mismo, la obligación y el trabajo, en medio está lo que sería el cielo, el tiempo, y en la parte de abajo, la diversión'. Y si tuviera que rescatar algo, no lo duda: los pisapapeles de regalo del Día del Padre. 'No creo que haya algo en esta vida que tenga más valor'.
Se mudó hace poco más de un año y desde entonces no ha tenido tiempo de ordenar ni de decorar el despacho. Está en ello. 'Lo único que le pido es que sea un espacio que me ayude a trabajar, pero no sólo desde el punto de vista funcional, sino que sea potenciador del trabajo, que me ayude a divertirme y a evadirme en algunos momentos'. Explica que su trabajo es de una gran intensidad y requiere de una 'gran descarga humana'.
Para recordarle la tensión que rodea a un grupo publicitario cuando trabaja, suele tener encendida la luz amarilla, que, por otra parte, es el color emblemático de la compañía, del semáforo que compró en Estados Unidos.Y matiza que su nivel de exigencia es 'razonablemente exigente' con el espacio y con los profesionales con los que trabaja. 'No creo que tenga manías diferentes a las de la media. Como todo ser desordenado, dentro de mi desorden, hay armonía. Puedo tener pilas de papeles y no me gusta que nadie me ordene mi desorden. Si alguien me lo ordena, me molesta', señala.
Pablo Alzugaray estudió Publicidad y comenzó a trabajar en di Paola & Peydro/IDMN. Una vez finalizados sus estudios, fue contratado por Direct Mailing para ocupar la gerencia de operaciones en su oficina de Madrid, desde donde pasó a CP Comunicación Proximity, una agencia de marketing directo del Grupo Contrapunto BBDO. En marzo de 1997 ocupa la dirección general de la compañía. Dos años más tarde es nombrado presidente del Grupo Contrapunto, compañía que cuenta con unos ingresos de 22,44 millones de euros, y miembro del consejo de BBDO España.
Vino por 10 meses a España y ya va por 13 años. No descarta regresar a Argentina en un futuro. 'Es algo en lo que pienso a menudo, aunque no tengo una concepción de la vida muy terruna, pero me encantaría volver. Allí están mis raíces'.
En cuanto a su trabajo al frente de una agencia de 377 empleados, la mayoría creativos, lo califica como muy intenso, divertido, fuerte y extenuante. 'Sólo hay algo que se pueda igualar y que me hubiera gustado ser: astronauta'. La manera de dirigir y de gestionar una agencia de publicidad, condicionados por la creatividad, señala que es similar a la de otras compañías. 'Se trata, en definitiva, de dirigir a personas, además de dirigir pasivos y activos. No es territorio exclusivo de una agencia, aunque sí que es muy irregular desde el punto de vista anímico'.
A semejanza de Tintin
En el despacho de Pablo Alzugaray hay un muñeco de Tintin en cartón piedra. Se lo regaló uno de sus compañeros de la agencia, por su parecido con el personaje de ficción. 'Me encanta Tintin por su frescura y su espontaneidad. Creo que en eso nos parecemos los dos. No me gusta revestir las cosas y me gustan las cosas que son de verdad'.
Asegura que tanto él como Tintin son personas muy directas, que no se andan con rodeos. Casi siempre trabaja acompañado de música, preferentemente rock sinfónico o canciones, como él dice, con letra. Le gusta que la música tenga mensaje. 'Me encantan las canciones con mensaje, fáciles de entender'.