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Medio ambiente

IBM trata cada año 50.000 toneladas de equipos usados y recicla el 96%

A IBM no le ha cogido por sorpresa la directiva europea para la recuperación y reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos. La multinacional sigue desde 1990 una rigurosa política medioambiental, con la que recicla el 96% de las 50.000 toneladas de equipos usados que trata cada año. IBM Europa tiene ya listos sus planes para cuando entre en vigor la directiva. A IBM no le ha cogido por sorpresa la directiva europea para la recuperación y reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos. La multinacional sigue desde 1990 una rigurosa política medioambiental, con la que recicla el 96% de las 50.000 toneladas de equipos usados que trata cada año. IBM Europa tiene ya listos sus planes para cuando entre en vigor la directiva.

La directiva europea que obligará a los fabricantes de equipos informáticos -al igual que a los de electrodomésticos- a hacerse cargo de ellos cuando el consumidor los deseche no preocupa en exceso a Víctor Duart, que dirige desde Valencia la división de medio ambiente y seguridad de producto de IBM en Europa, Oriente Próximo y África.

Sólo le mantiene en vilo cómo regulará la ley española -que debe incorporar la directiva- la recogida de los ordenadores domésticos y cómo repercutir este coste en el precio de venta. La recogida de los equipos de sus grandes clientes, las empresas, no son un problema. Hace muchos años que IBM los recupera.

De hecho, la multinacional es la propietaria de la mayoría de los equipos que sus clientes tienen instalados, gracias al arrendamiento financiero (leasing o renting). 'La mayoría no ejerce el derecho de compra al final del contrato, ya que prefiere renovarlos, con lo que IBM tiene que hacerse cargo de ellos', explica Víctor Duart. Además, en los últimos años, la compañía ha comprado grandes divisiones informáticas de clientes para actuar como subcontratista.

A 50.000 toneladas asciende la cantidad media anual de material informático usado de la que se hace cargo la división GARS (Servicios Globales de Recuperación de Activos, según sus siglas en inglés). Esta carga aumentará cuando entre en vigor la directiva, ya que IBM ha decidido que, a partir de entonces, se hará cargo del reciclaje de los equipos propiedad de sus clientes corporativos -no así los de los particulares-, al igual que lo hace con las máquinas arrendadas.

Este proceso tiene como objetivo reducir al máximo la basura informática, es decir, lo que se tira al vertedero. Actualmente, según Víctor Duart, es el 4% o unas 2.000 toneladas al año. 'Lo primero que hace la división GARS es intentar reutilizar estos equipos con otros clientes, porque hay empresas que tienen muchas máquinas y necesita cambiar sólo dos o tres', explica Duart.

Mercado de segunda mano

Se trata de un mercado interno que funciona a nivel mundial y que se nutre de las devoluciones de los clientes. Según Duart, 'el hecho de que devuelvan un aparato no significa que no fucione, ya que otras empresas siguen necesitando esa máquina específica'. Las posibilidades de colocar las máquinas usadas ha aumentado en los últimos años con el auge del leasing y la subcontratación, ya que IBM tiene más arrendatarios.

Si no es posible colocar las máquinas, se envían al proceso de canibalización, que consiste en descomponerlos y comprobar el estado de las piezas. Las válidas entran en el sistema de gestión de piezas de repuesto, cuyo centro en Europa está en Holanda. Estas piezas son muy útiles para la compañía, puesto que IBM garantiza la existencia de piezas de repuesto hasta siete años después de retirar un producto del catálogo.

A pesar de todo, gran parte del ordenador es inservible y entra en la fase de chatarrería. Tres grandes plantas de selección, situadas en Nueva York, Maguncia (Alemania) y Montpellier (Francia), separan metales ferrosos, plástico, cristal, algún metal precioso y otros elementos para su reciclado. Al final, un 4% de lo que era la máquina original no puede ser aprovechado de ninguna forma y se envía al vertedero.

La directiva europea que obligará a los fabricantes de equipos informáticos -al igual que a los de electrodomésticos- a hacerse cargo de ellos cuando el consumidor los deseche no preocupa en exceso a Víctor Duart, que dirige desde Valencia la división de medio ambiente y seguridad de producto de IBM en Europa, Oriente Próximo y África.

Sólo le mantiene en vilo cómo regulará la ley española -que debe incorporar la directiva- la recogida de los ordenadores domésticos y cómo repercutir este coste en el precio de venta. La recogida de los equipos de sus grandes clientes, las empresas, no son un problema. Hace muchos años que IBM los recupera.

De hecho, la multinacional es la propietaria de la mayoría de los equipos que sus clientes tienen instalados, gracias al arrendamiento financiero (leasing o renting). 'La mayoría no ejerce el derecho de compra al final del contrato, ya que prefiere renovarlos, con lo que IBM tiene que hacerse cargo de ellos', explica Víctor Duart. Además, en los últimos años, la compañía ha comprado grandes divisiones informáticas de clientes para actuar como subcontratista.

A 50.000 toneladas asciende la cantidad media anual de material informático usado de la que se hace cargo la división GARS (Servicios Globales de Recuperación de Activos, según sus siglas en inglés). Esta carga aumentará cuando entre en vigor la directiva, ya que IBM ha decidido que, a partir de entonces, se hará cargo del reciclaje de los equipos propiedad de sus clientes corporativos -no así los de los particulares-, al igual que lo hace con las máquinas arrendadas.

Este proceso tiene como objetivo reducir al máximo la basura informática, es decir, lo que se tira al vertedero. Actualmente, según Víctor Duart, es el 4% o unas 2.000 toneladas al año. 'Lo primero que hace la división GARS es intentar reutilizar estos equipos con otros clientes, porque hay empresas que tienen muchas máquinas y necesita cambiar sólo dos o tres', explica Duart.

Mercado de segunda mano

Se trata de un mercado interno que funciona a nivel mundial y que se nutre de las devoluciones de los clientes. Según Duart, 'el hecho de que devuelvan un aparato no significa que no fucione, ya que otras empresas siguen necesitando esa máquina específica'. Las posibilidades de colocar las máquinas usadas ha aumentado en los últimos años con el auge del leasing y la subcontratación, ya que IBM tiene más arrendatarios.

Si no es posible colocar las máquinas, se envían al proceso de canibalización, que consiste en descomponerlos y comprobar el estado de las piezas. Las válidas entran en el sistema de gestión de piezas de repuesto, cuyo centro en Europa está en Holanda. Estas piezas son muy útiles para la compañía, puesto que IBM garantiza la existencia de piezas de repuesto hasta siete años después de retirar un producto del catálogo.

A pesar de todo, gran parte del ordenador es inservible y entra en la fase de chatarrería. Tres grandes plantas de selección, situadas en Nueva York, Maguncia (Alemania) y Montpellier (Francia), separan metales ferrosos, plástico, cristal, algún metal precioso y otros elementos para su reciclado. Al final, un 4% de lo que era la máquina original no puede ser aprovechado de ninguna forma y se envía al vertedero.

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