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Agricultura

George Bush aprueba un aumento del 67% en los subsidios agrarios

Bush anunció la firma de la controvertida reforma agraria a las ocho de la mañana ('porque también los agricultores se levantan pronto') y rodeado de los congresistas de ambos partidos que representan a los Estados más dependientes de esta actividad. La puesta en escena era una evidencia más del carácter electoralista de una ley a la que se han opuesto muchos representantes del partido de Bush en el Congreso. Pero las elecciones de noviembre no dejan de provocar medidas como ésta, que benefician a Estados donde los votos están más que disputados. 'No es una regulación perfecta', admitió Bush.

En esencia, esta regulación aumenta un 80% las ayudas a la agricultura que se concedieron en 1998 tras una serie de caídas de precios. El programa, que se calcula que suponga un desembolso de 190.000 millones en los próximos 10 años, debe revisarse, no obstante, tras los primeros seis de aplicación. Los más beneficiados son los productores de cereal y algodón, pero también supone una ayuda a los productores de lana, miel, leche, cacahuetes y lentejas.

La nueva legislación también aumenta la financiación a los programas de conservación de tierras, lo que redunda en una serie de beneficios a los ganaderos y a la agricultura dedicada a la fruta y verduras, un sector que normalmente no ha conseguido atraer la atención de los programas de ayuda del Gobierno.

La firma de esta regulación ha vuelto a provocar las críticas de la UE, Brasil, Canadá y Australia, entre otros países, por el aumento un 67% de los subsidios agrícolas. No se habían calmado todavía los ánimos tras la imposición de tarifas a la importación del acero cuando se añade otra medida proteccionista más.

La UE estudia acudir a la OMC (Organización Mundial de Comercio) para protestar por esta regulación. Según las reglas de la OMC, algunos de los subsidios a la agricultura estadounidense no pueden exceder de una cierta cantidad, que esta ley supera.

Tampoco dentro de EE UU el recibimiento de la ley ha sido clamoroso. De hecho, la mayor oposición se ha registrado dentro del propio partido republicano. Pese a todo, Bush se marchó ayer mismo a Illinois, uno de los Estados más beneficiados por esta ley, a participar en un acto preelectoral.

Ley Comercial

Las tensiones entre Bush y el Congreso no acaban ahí. El Gobierno filtró ayer que Bush estaría dispuesto a utilizar el derecho de veto si el Senado finalmente aprueba la Autoridad para la Promoción Comercial (antes conocido como fast track) con excepciones a la negociación de acuerdos antidumping. El Congreso ya excluyó de la ley comercial la negociación de acuerdos sobre textiles y agricultura. El Departamento de Comercio sostiene que con la nueva excepción que pretende sacar adelante el Senado para aprobar la ley, los poderes concedidos al presidente 'carecerán de valor negociador'.

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