El cable avanza a paso lento
La tardanza de Auna en explotar su red de fibra óptica permite a Telefónica tomar la delantera con el ADSL
Aún no lo puede contratar, no hay fecha. En el momento en que pueda disponer de los servicios, un agente comercial se pondrá en contacto con usted'. Esta es la respuesta más habitual que recibe un habitante del centro de Madrid cuando decide abonarse al cable, aunque en la acera de su casa encuentre una arqueta de Madritel y haya sufrido muchos meses antes las obras de cableado de esa zona. En Madrid, al igual que en Barcelona, el cable es más una promesa que una realidad. Lo que resulta imposible en pleno paseo de la Castellana está a la orden del día en Albacete, Oviedo o Getxo, donde se puede conseguir una línea de acceso a Internet de cable con sólo levantar el teléfono.
En España se han tendido 17.135 kilómetros de fibra óptica en los núcleos urbanos desde que el Gobierno otorgase en 1997 las primeras concesiones. En total, los hogares que tienen acceso al cable son 4,8 millones, y en diciembre de 2001 los clientes activos de estos servicios de banda ancha sumaban 794.279, una penetración que en general se considera optimista.
Pero si se analizan estas cifras por zonas, llega lo incomprensible. Los datos de Aunacable a 31 de marzo de 2002 muestran 320.000 clientes, un crecimiento del 23% respecto al año anterior. Ono, que publicó el jueves sus cifras del primer trimestre, suma 370.819 clientes. Lo que es difícil de explicar es cómo esta última puede superar en clientes a Aunacable, cuando su mercado es la mitad en tamaño y las ciudades que cubre (Cádiz, Huelva, Albacete, Santander, Murcia, Valencia, Castellón y Palma de Mallorca) resultan menos activas en consumo tecnológico que los grandes núcleos urbanos que se adjudicó Auna.
'El despliegue de la red de cable tiene su ritmo y se necesita una masa crítica de hogares y empresas para poder acometer su comercialización intensiva', comenta Antonio Hernández, director general de Aunacable. Hernández cree importante resaltar que llevan invertidos 2.000 millones de euros en la construcción de su red, y que prevén alcanzar 500.000 clientes y entrar en resultados positivos a finales de 2002.
Las dificultades de las que habla Hernández la comparten el resto de los cableoperadores, que han tenido que hacer inversiones millonarias para desplegar las redes. El total invertido por los 11 operadores unidos en la Agrupación de Operadores de Cable (AOC) más Ono es de 4.299 millones de euros. 'La clave de este negocio está en desplegar la red cuanto antes y empezar a vender casa por casa', explica Roberto Paraja, presidente de Telecable. Esta compañía, que se adjudicó la zona de Asturias, alcanzó en 2001 el Ebitda (beneficio operativo) positivo y tiene actualmente 150.000 clientes. El cable está ampliamente extendido por toda la sociedad, y en ciudades como Gijón el 50% de los accesos a Internet se realizan a través de esta tecnología.
El eximente que Auna podría esgrimir a su favor es que en capitales como Madrid es mucho más difícil obtener los permisos del ayuntamiento para llevar a cabo la instalación de la infraestructura, algo que ha podido retrasar la construcción de la red. 'Ha habido muchos problemas con los ayuntamientos hasta que han entendido que tenían la llave de la sociedad de la información, al autorizar o entorpecer las obras', explica el portavoz de la AOC.
Un hueco peligroso
'Construir no es nada fácil', asegura Richard Alden, consejero delegado de Ono. 'El ciudadano sufre y hay que darle una compensación rápidamente en forma de servicios'. Ono, que tenía experiencia previa en el mercado inglés a través de uno de sus socios, informa constantemente a los ciudadanos del porqué de las obras y nada más terminar de cablear una zona la empieza a explotar comercialmente. Esta política le ha servido para lograr que en Valencia uno de cada tres hogares haya contratado su servicio de telefonía, sustituyéndolo por el de Telefónica.
El retraso en las demarcaciones de Auna es achacable, según algunos de sus competidores, a la falta de una política comercial. Centrada durante los años anteriores únicamente en construir la red, la compañía no se ha lanzado a buscar clientes, dejando un peligroso hueco que ha sabido aprovechar Telefónica con su oferta de ADSL. El ex monopolio, que abandonó su inversiones en fibra óptica a favor del ADSL, ha logrado en poco más de tres años 500.000 abonados a su servicio de banda ancha, y espera que lleguen a 900.000 a finales de 2002. Para cualquier ingeniero, la superioridad del cable frente al ADSL es indiscutible, ya que esta última no deja de ser la antigua red de cobre amplificada, con una capacidad muy inferior a la de la fibra óptica, que une servicios de telefonía, acceso a Internet de alta velocidad y televisión a precios muy competitivos. Por unos 40 euros al mes, un cliente del cable tiene un paquete integrado de telefonía, Internet y 30 canales de televisión, mientras que por este mismo dinero, la oferta de ADSL se limita a acceso a Internet de alta velocidad.
La elección parece clara para cualquier cliente, pero Telefónica ha sabido ser más rápida, especialmente en los mercados donde la oferta del cable está paralizada. Aunacable ha sido la más perjudicada por la ofensiva del ADSL y hace unas semanas denunció al Gobierno por favorecer al ex monopolio.
Pero Telefónica está tranquila y piensa que está cumpliendo con sus compromisos respecto a la banda ancha. Entre 2000 y 2002, asegura haber invertido 1.151 millones de euros en ADSL, VDSL y fibra óptica, en línea con su abandonado proyecto Imagenio, que contemplaba un gasto total de 3. 300 millones para finales de 2005.
'Esta no es una batalla que se gane en los tribunales', afirma Eugenio Galdón, presidente de Ono, empresa que ha descartado sumarse a la denuncia de Aunacable. 'Pero un cliente que se abona a la banda ancha es para toda la vida'. Auna va a tener muy difícil ganarse a quien ya ha conocido las bondades de la banda ancha a través del ADSL.
La compañía, cuyos argumentos contra Telefónica comparten los demás cableoperadores, se encuentra en plena reestructuración interna y por fin ha comprendido que no puede retrasar más el momento de explotar su red. 'Hemos integrado nuestros cinco operadores (Madritel, Menta, Supercable, Canarias Telecom y Able) para compartir recursos y capitalizar al máximo las economías de escala', explica su director general. A pesar de las numerosas islas (zonas sin conexión a la red central) y de los lugares que han abandonado por problemas con los permisos locales o por no considerarlas rentables, Auna ha congelado las inversiones en red y se va a concentrar finalmente en la labor comercial.
Aunque seguirá invirtiendo con cuentagotas en redes, gastará hasta 600.000 euros en potenciar su fuerza de ventas, llegando a duplicar la plantilla actual de 250 agentes. Su principal objetivo es comenzar a recuperar los 2.000 millones de euros que llevan invertidos en infraestructura. En el centro histórico de ciudades como Madrid y Barcelona es muy difícil llevar el servicio porque el ayuntamiento no quiere instalar cables en las fachadas y las comunidades de vecinos también son muy reacias a lo que consideran 'estropear' los edificios. Así, los comerciales de Madritel, por ejemplo, se han llegado a encontrar en situaciones de tener que llamar hasta ocho veces al mismo hogar, con las correspondientes negativas a la contratación del servicio.
Si Auna logra superar su actual bloqueo comercial, el despegue del negocio podría dar un vuelco positivo. Roberto Paraja, de Telecable, piensa que obtener un retorno de la inversión es relativamente fácil en el cable. El coste de llegar a cada casa es de unos 800 euros y una vez que se consigue la parte difícil, firmar el contrato con el cliente, el cable tiene muchas vertientes de negocio. 'Con los servicios clásicos estamos defendiendo inversiones tremendas, así que cuando la fibra óptica se empiece a usar para servicios más avanzados, como videocenferencias y teleasistencia médica, los beneficios pueden ser ilimitados', piensa Paraja.
El mercado de las pequeñas y medianas empresas también está poco explotado aún por los cableoperadores, algo de lo que se ha vuelto a aprovechar el ADSL lanzando ofertas concretas para pymes que están siendo muy bien recibidas. Actualmente, una de cada cinco pymes tiene contratados servicios de banda ancha, pero el cable corre el riesgo de perder la oportunidad empresarial si no reacciona con fuerza.
La televisión es otra de sus bazas. De los casi 800.000 abonados al cable, más de 550.000 contrataron servicios de televisión en 2001. Aunque no le faltan competidores muy molestos, como las televisiones locales y la poderosa compañía resultante de la fusión de Canal Satélite Digital y Vía Digital, que ha sentado como un jarro de agua fría en el sector.
Poco a poco, las empresas de cable se están haciendo, con mayor o menor acierto, su hueco en el mercado. Esta apuesta tecnológica puede ser clave en el desarrollo de las telecomunicaciones en España, pues sus redes son la única alternativa real e independiente de Telefónica.
Un sector abocado a las fusiones
La tendencia del mercado apunta a que tarde o temprano se producirán fusiones entre los cableoperadores, como ha sucedido en el Reino Unido o Estados Unidos.
La búsqueda de economías de escala y el ahorro de costes empujan indefectiblemente a que se reduzcan los actores que controlan este prometedor mercado. La fusión que parece inevitable es la de Ono y Aunacable, al compartir un importante accionista en común, Santander Central Hispano, muy receptivo a esta operación.
'No descartamos la fusión, pero no es el momento oportuno', reconoce Eugenio Galdón, que no esconde su percepción de que a largo plazo esta fusión es más que posible.
Actualmente no hay ninguna negociación en marcha, aunque las conversaciones entre ambos competidores son habituales para intercambiar opiniones sobre los problemas que atañen al sector.
A las empresas más pequeñas, cuyo marco de acción es muy limitado, les aguarda un destino parecido, según los analistas de mercado. A la espera de que se produzcan compras, los cableoperadores buscan fórmulas que les ayuden a obtener unos ahorros en el día a día de su negocio.
Las 11 empresas de la AOC constituyeron la empresa Estreno Digital, que gestiona de manera común la compra de derechos de emisión de películas de cine y de competiciones de fútbol para todas sus plataformas televisivas.
Otro ejemplo es Telecable y Retecal, que comparten el centro de atención al cliente. Esta sinergia se puede producir, pues detrás del accionariado de ambas organizaciones se encuentra Hidroeléctrica del Cantábrico, entre otras.
Lo que no está claro es cuándo se producirán, pero los analistas coinciden en que las compras entre cableoperadores son inevitables.