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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Endesa deja de ser pública

Rodolfo Martín Villa, el prototipo del hombre dedicado al servicio del Estado, presidió ayer por última vez la junta de accionistas de Endesa, cuya presidencia abandonará el martes. Aunque en la memoria colectiva su nombre sigue ligado a su etapa como ministro del Interior de UCD en los años más intensos de la transición, su reciente labor como empresario ha marcado la trayectoria de una de las grandes compañías españolas.

El balance de los cinco años y tres meses que hoy se cumplen desde que el ex político fue colocado por el Gobierno del PP a las riendas de la líder eléctrica presenta muchos logros y algunos retos fallidos. Martín Villa supo completar el proceso iniciado por su predecesor, Feliciano Fuster, y deja Endesa como primer grupo eléctrico de América Latina. También ha actuado con prudencia y obtenido para la compañía jugosas plusvalías -ejecutadas o latentes- en el sector de las telecomunicaciones, ha afrontado la rebaja de tarifas y ha realizado una impresionante reestructuración de plantilla sin grandes sobresaltos. Ha colocado a Endesa en disposición de competir con los grandes de Europa tras tomar posiciones en Francia y, sobre todo, en Italia, donde Martín Villa seguirá como presidente de la filial. En el haber del presidente saliente figura la creación de la gran Endesa, tras la absorción de las participadas, un importante programa inversor en marcha y la culminación de la privatización.

En el lado de las sombras, la presidencia de Martín Villa queda marcada por la frustrada fusión de Endesa con Iberdrola, que habría dado lugar a un gigante mundial, pero reduciría de cuatro a tres los actores del sector español. Fue rechazada por el Gobierno en febrero de 2001 con el objetivo de aumentar la competencia en el sector, pero Endesa mantiene todavía una cuota próximas al 45% en España. En la zona oscura también está el elevado endeudamiento de la compañía (25.000 millones de euros) y unos resultados operativos nada boyantes. Estas dos últimas circunstancias, además de la lidia con los efectos de la crisis argentina sobre el grupo, son desafíos inmediatos para Manuel Pizarro, el nuevo presidente. La llegada de Pizarro, buen conocedor de Endesa, de la que es consejero antes que Martín Villa, y hombre próximo al entorno del ministro de Economía, Rodrigo Rato, se produce en un momento crucial para el sector, que está abocado a afrontar la liberalización total del mercado eléctrico a partir de 2003.

Endesa, probablemente, deberá acometer cambios estratégicos. Hasta ahora ha funcionado con la relativa comodidad que le proporcionaba un reciente pasado de poderosa empresa pública. El tándem de Martín Villa y el consejero delegado, Rafael Miranda, funcionó bien engrasado. La nueva etapa que se abre debe demostrar la capacidad de la compañía para operar en competencia y como empresa definitivamente privada porque, cuando Martín Villa se vaya el martes, Endesa será ya una 'compañía privada en términos reales', según sus propias palabras.

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