La trampa de Fox en México
Ha llegado el momento de que [el presidente de México, Vicente] Fox se replantee su política. En su haber tiene el no haber hecho nada que dañe la estabilidad macroeconómica del país (...). Además, Fox ha tenido éxito en la lucha contra el crimen y la corrupción. La Administración pública mexicana se está volviendo, lentamente, más transparente y la rigidez reglamentaria gubernativa se ha reducido.
Pero Fox ha avanzado poco en las reformas estructurales que México necesita si su economía quiere sobrevivir a la amenaza competitiva que supone la producción a un coste más bajo en China.
La base impositiva de México necesita ser más amplia, pero el puñado de nuevos impuestos aprobado por el Congreso a comienzos de este año apenas ha elevado los ingresos.
Parte del problema se encuentra en el hecho de que el partido conservador de Fox, el Partido de Acción Nacional (PAN), no tiene la mayoría en el Congreso. Fox tampoco puede confiar en que la justicia del país sea tan sumisa como lo fue en las siete décadas de mandato del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Una reforma constitucional (...) podría ayudar. Fox tiene razón, por ejemplo, en presionar para cambiar la norma que impide a los parlamentarios renovar el mandato (...). Además, Fox y su Gobierno necesitan definir una estrategia más coherente respecto al PRI, el oponente más importante. Fox es un vendedor político capaz, pero no ha sido efectivo en las negociaciones y en los contactos a puerta cerrada. Necesita corregir esto pronto. Si no, el impulso para las reformas de México se paralizará.